Ana Navas presenta «Detrás de la mirada» en el espacio Roberto Verino
03 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.«Siempre me han interesado los ojos porque estoy interesada en el interior de la persona». Margaret Keane.
Ana Navas presenta en el espacio de arte Roberto Verino, punto de encuentro en la ciudad con la creación contemporánea, la colección Detrás de la mirada. La exposición constituye una selección de los retratos de gran formato que estrenó en El Cercano en la que fue su primera exposición, el pasado verano. Retratos de temperatura emocional y carácter ornamental a través de los que pretende trasladar al espectador la esencia de las personas reproducidas describiendo las características físicas, psicológicas y singulares de su personalidad para establecer un diálogo, un relato biográfico a través de su retrato como presentación y encuentro con las mujeres que han marcado o inspirado su vida, si bien, inicialmente, imaginaba seres anónimos, actualmente prefiere representar a personas con las que mantiene una relación de proximidad.
Muralismo realista y constructivo en la arquitectura de las formas monumentales y rígidas, casi hieráticas, planas, con un estatismo severo de esfinge distante y solemne de marcada frontalidad e introspección en las figuras que se presentan con cierta autonomía y un componente onírico aparentemente accidental por el preciosismo recreado en las atmósferas cerradas que subrayan la bidimensionalidad del soporte y la intención narrativa presente como en las obras de Gérôme, Degas, Klimt, Pisarro o Gaugin; un cromatismo sensual con influencia iluminaria de Matisse y una repetición en la construcción de la imagen basada en un formalismo estructural que sigue los patrones de los vectores estilísticos propios del diseño, la ilustración comercial y la publicidad.
Destaca la intensidad cromática dulcificada de grandes zonas delimitadas por el contraste tonal, consiguiendo una mayor expresividad en el color no descriptivo y ornamental con acento decorativo y sensorial.
Fórmulas de repetición de los parámetros de ejecución iconográficos que encuentran referencia en la mecanicidad de Andy Warhol, una estructura repetida que varía el motivo o personaje representado como patrón que revela la condición maquinística de una sociedad que abandona la espiritualidad y la naturaleza por el consumo masivo, convirtiéndose el espectador en devorador de imágenes, experiencias y personas en la futilidad del instante contemporáneo de mirada breve e interpretación instantánea.
Una repetición de la fórmula estructural del retrato, reafirma un carácter Pop de producción en serie, una fascinación por el vitalismo de la sociedad urbana y un profundo protagonismo de la mujer como rostro femenino de la mundialización.
Una obra con reminiscencias impresionistas, esteticismo simbolista, intimista y parnasiano, con un efecto atractivo y envolvente de carácter inmersivo, hipnótico y exótico como el de El Beso de Klimt con alardes fauvistas y un realismo mágico en el que prioriza el componente estético, equilibrado, mesurado en symmetria sobre el temperamento expresivo. Erige con monumentalidad la arquitectura interna de las formas, enfrentando el retrato al espectador con expresión sincera, directa.
Fisonomías que en una primera mirada remiten a una idealización contemporánea de la Koré, tipología escultórica de la época arcaica griega, figura femenina que denota su profunda influencia egipcia por el carácter inmóvil de su rigidez corporal, atemporal y de rostro estereotipado y que, en una segunda aproximación a la obra, suscita otras reflexiones partiendo del misterio que se va desentrañando con una perspectiva de mayor visceralidad, gestualidad y apasionamiento
El formalismo estético de los ojos grandes que Ana Navas identifica con el retrato psicológico de la mujer representada, sea prosopografía de personas con las que mantiene una relación de proximidad afectiva real o de admiración como en el caso de la creadora Frida Kahlo, constituye un recurso puntal en su discurso estético.
Este interés expresivo y protagonista de la mirada remite como referencia iconográfica al pintor Amadeo Modigliani en el lenguaje sofisticado y elegante a través del canon idealizado de sus figuras y en la expresión del subconsciente a través del rigor de la mirada y de la almendrada forma de los ojos, de influencia primitivista como canal de emisión de mensajes y estados psíquicos y emocionales.
Esta prioridad estética y protagonista de la mirada, vincula la suya a la obra de la pintora estadounidense Margaret Keane, famosa por sus retratos de seres y criaturas con ojos extraordinariamente grandes.