Arquitecturas domestikas

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OURENSE

Cabana expone en la sala de Roberto Verino, en su tienda del Paseo
Cabana expone en la sala de Roberto Verino, en su tienda del Paseo Santi M. Amil

El pintor Óscar Cabana expone en el Espacio de Arte Roberto Verino

19 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

«La tarea del arquitecto consiste en proporcionar a la vida una estructura más sensible», Alvar Aalto.

El arquitecto Óscar Cabana presenta Ourense, una colección de doce obras a través de las que traslada su mirada proteica a través de una vertebración del dibujo como espacio, vacío y estructura y una impulsiva temperamentalidad en la tortura de la superficie plástica, capaz de conciliar entre sí puntos de vista psicológicos, históricos e intimistas a través de una externalización de lo íntimo y una interiorización del paisaje con mirada lúcida, capaz de diseccionar la realidad, analítica y objetiva y a la vez, poética y subjetiva mediante la potencia expresiva de una bicromía rota por la tensión que genera, como arañazo, la vibrante angustia de una salpicadura bermellón como una herida abierta. Reconstrucción de las formas sobre técnicas mixtas abstractas con planificado control de las masas y los vacíos como reserva.

Sobreexpuestos y contrastados trepidan los volúmenes geométricos sobre un suelo mojado que desdibuja con trepidación emocional los lugares conocidos y sintetizados en la mancha inacabada como un reflejo del instante grabado en la memoria.

Cartografía del paisaje urbano atravesado por una eminente capacidad para captar, interpretar y plasmar la luz y sus efectos como un claroscuro de matiz expresionista en la escenografía efectista con planificación estructural de la construcción y deconstrucción del volumen y el espacio a través de una geometría racionalista como ordenación; cúbico y facetado en la descomposición de lo visible convertido en planos y perspectivas diseccionados por un dibujo de base, modelado por los empastes y las intervenciones sobre los distintos soportes en los que se agarra la textura de la cocina de la pintura que construye sobre las tripas de papel de periódico y un lenguaje sincrético y sinóptico mediante la experimentación a través del diálogo entre materia y superficie con sorprendentes hallazgos.

Rápida, de trazo temperamental, tan radical como firme, su pintura se erige sobre un extenso conocimiento de la perspectiva que funciona como idea de posición, articulando como herramienta fugas y ejes, haces de perpendiculares y paralelas y buscando la producción de un espacio infinito y grávido, constante y homogéneo.

Una pintura agresiva, impaciente que yuxtapone la seguridad acerada e incisiva de la línea afilada y terminante con la indefinición sensorial de los afectos psíquicos de la mancha. Diálogo entre arquitecto y pintor entre lo impredecible y la lógica de los espacios construidos.

Un relieve humanizado y urbano con egregia solidez histórica de la tectónica del pasado, haciendo que el paisaje se abalance, socializado, domesticado e intervenido sobre la naturaleza indómita.

Parajes habitados por el silencio, despojados de anécdota con autonomía de la pintura sobre la narración.

La monumentalidad de las arquitecturas a pesar de la elección de descender el punto de vista para conseguir la mirada que sitúa al espectador en el interior de la calle, añade una atmósfera misteriosa y atemporal al modelado de formas y edificaciones en el potente contraste del blanco y negro y la introducción de materiales constructivos matéricos no pictóricos, fundamentalmente como arena, yeso y cemento que desdibuja con sus texturas arrastradas con abundante agua, convirtiéndose en mancha abstracta el carácter de acotación de la línea de un dibujo magnifico que vibra con breves, dramáticos y acertados acentos cromáticos que remiten a los cómics de Frank Miller, aunque tan sólo en la apariencia estética derivada de la elección de una paleta limitada de carácter propio y expresiva, un tanto inquietante.

Singulariza fachadas y conjuntos arquitectónicos con el protagonismo individual y la personificación del retrato.

Para la colección que exhibe en el consolidado Espacio de Arte que el reconocido diseñador Roberto Verino cede para la promoción del arte contemporáneo, sensible a la difusión de las propuestas culturales actuales, el artista coruñés recrea edificios, calles y complejos arquitectónicos ourensanos convertidos por el peso de la historia en iconos. Así construye un sorprendente Claustro de San Francisco que, como en la totalidad de sus obras, se presenta como tributo a la arquitectura con la solemnidad del silencio del paisaje urbano vaciado de presencia humana con marcado interés por la luz, el vitalismo acuoso de la Calle Lepanto, una perspectiva aérea de Curros Enríquez, Plaza Mayor, Catedral, un alzado del Puente, Plaza do Ferro y Paseo.