Lo acusan en Ourense de dejar morir de hambre y sed a su ganado y él alega que la culpa la tuvo el calor

Marta Vázquez Fernández
M. Vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

El ganadero, durante el juicio
El ganadero, durante el juicio M. FERNÁNDEZ

Agentes de la Guardia Civil vieron a las reses en situación de «delgadez extrema»

22 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

«Los animales estaban bien cuidados; iba a darles de comer un día sí y otro no». Este fue el argumento exculpatorio que esgrimió este miércoles ante la magistrada del Juzgado de lo Penal dos de Ourense un hombre al que se acusa de dejar morir de hambre y sed a varias reses de su rebaño. Al ganadero, Iván R. P. le atribuye la Fiscalía de Ourense un delito de maltrato animal y otro de abandono por el que se reclama una condena de 18 meses de prisión y el pago de una multa, pero el investigado sostiene que no cometió delito alguno y su abogada pidió la libre absolución.

Los hechos se remontan al año 2021. Se sospecha que entre los meses de mayo y septiembre el investigado «de manera completamente injustificada», dejó de dar comida y agua a sus reses, lo que ocasionó la muerte de dos ovejas y tres cabras. En la inspección que se hizo en la finca se habría constado además la situación de desnutrición y abandono en la que se encontraban otros ejemplares.

Así lo confirmaron dos agentes de la Guardia Civil que declararon en el juicio. Explicaron que recibieron llamadas de alerta de los vecinos de Nocedo de Ribeira (Os Blancos) en relación a la situación de abandono de una explotación, por lo que se acercaron hasta el lugar. «Nos entrevistamos con un señor que dijo que los animales eran de su hijo y nos explicó que el chico vivía en otra localidad y solo iba a atender a los animales los fines de semana», declaró un agente, que también contó que ese mismo día —era el mes de julio— ya vieron alguna oveja muerta y otras en situación de «extrema delgadez». También constataron que dentro de una cuadra, sin posibilidad de salir, había más animales fallecidos.

El agente aseguró que volvieron en septiembre a la granja. «Aquello estaba en situación de abandono total», relató, recordando que percibieron un fuerte olor a putrefacción antes de comprobar que había otras dos reses muertas y en estado de descomposición. El veterinario que acompañó a los agentes en uno de esos registros habló de «aparente delgadez» de las reses vivas, observando evidencias de abandono en el lugar de los hechos. Dijo que no había comida ni bebida para los animales y que las ovejas estaban sin crotal.

Una versión poco probable

Tanto a este testigo como a los agentes les parece poco probable que el responsable de las reses acudiera con frecuencia a cuidarlas, pero el acusado así lo aseguró. «Había estado allí dos días antes y estaban bien», aseguró en su declaración en relación a la fecha de septiembre en la que se hizo la segunda inspección, negando haberse desentendido de sus responsabilidades. Admitió, eso sí, que en aquellas fechas residía en O Carballiño, a más de una hora de viaje del lugar de los hechos, si bien relacionó la muerte de los animales con el calor que hizo aquel verano.

Un técnico que hizo el informe sobre la recogida de los cadáveres de los animales explicó durante la vista oral que lo que se llevaron de la finca fueron «restos» de cuatro ejemplares que, en total, pesaron ocho kilos.