Una refugiada ucraniana en Ourense: «No me iré de aquí. Esto es el paraíso»

Fina Ulloa
fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Clases de español para refugiados ucranianos en el centro de acogida que Cruz Roja gestiona en Barbadás
Clases de español para refugiados ucranianos en el centro de acogida que Cruz Roja gestiona en Barbadás cedida

Nadiia Kedrina es una de las 18.000 personas a las que atendió Cruz Roja en la provincia de Ourense el pasado año

30 jun 2023 . Actualizado a las 12:54 h.

«No me iré de aquí. Esto es el paraíso». Así de rotunda se expresa Nadiia Kedrina. Esta ucraniana de 69 años asegura que, cuando llegó a Ourense, ya tenía claro que no volvería a su país en el que, según cuenta, solo dejó a sus cuatro gatos. Sus hijos, ya mayores, residían en el extranjero ya antes de la invasión rusa de Ucrania la pasada primavera. Es, reconoce, un caso atípico entre los compatriotas con los que comparte residencia —mayoritariamente mujeres con niños pequeños— en el antiguo colegio que la congregación de las Esclavas de la Santísima Eucaristía y de la Madre de Dios tenía en Sobrado do Bispo. Cruz Roja instaló en este edificio un centro de acogida para su plan de ayuda al refugiado gracias a la colaboración de la orden religiosa y el Concello de Barbadás.

Los recursos de los que disponía la entidad en territorio ourensano se quedaron muy escasos para asumir una demanda que no dejó de crecer durante todo el pasado año. Y no solo por la llegada de personas que huían de la guerra en Ucrania. Latinoamérica es, según aclaran en los servicios de la entidad, otra de las zonas calientes desde las que llegan personas que entran en este programa de ayuda. De los 449 refugiados atendidos por la Cruz Roja en Ourense durante el pasado año, 156 eran ucranianos. El resto (293) entraron en el servicio a través del programa de asilo orientado a atender a las personas que solicitan la figura de protección internacional por sentirse perseguidos en su país de origen. La atención a estos colectivos incluye no solo facilitar un techo y cubrir sus necesidades básicas o ayudarles con las tramitaciones burocráticas precisas. Se desarrolla un plan en varias fases en el que se busca conseguir el objetivo final de que puedan llevar una vida autónoma e independiente. Lo habitual es comenzar por el aprendizaje del idioma y el conocimiento sobre los servicios del país y su funcionamiento. Se trabaja también en su formación orientada a la inserción laboral y se les ayuda en la búsqueda de empleo. Ahora mismo, por ejemplo, varios de los residentes en este centro de acogida abierto hace poco más de un año tienen trabajo. Aún así su nivel de autonomía no es suficiente como para pasar al siguiente paso para su integración, que será instalarse en algunas de las viviendas que tutela la entidad.

Pero la atención a refugiados no fue la única que obligó a la asamblea ourensana de Cruz Roja a multiplicar esfuerzos en el 2022. Después de varios años en los que la mayoría de los que llegaban a las puertas de la entidad pidiendo ayuda eran personas nacionales, la cifra de inmigrantes ha vuelto a crecer y fueron cerca de un millar (948) los que recibieron algún tipo de ayuda o se incorporaron a distintos programas que buscan facilitar la inclusión social y laboral. También aquí el continente americano es el que destaca como emisor de estos migrantes, especialmente Venezuela, México y Colombia.

Entre los datos del último ejercicio que este jueves presentó la asamblea provincial de la entidad, destacan también las atenciones a personas en situación de extrema vulnerabilidad. De los 5.508 expedientes abiertos, 357 necesitaban ayuda urgente para necesidades esenciales. Se realizaron más de ocho mil aportaciones económicas o entregas de bienes concretos y se ayudó a 244 sin techo.

También la atención a personas mayores sigue consumiendo gran parte de los recursos de la Cruz Roja en Ourense. El pasado año 2.688 personas recibieron alguno de lo servicios pensados para este colectivo y también para sus cuidadores. Además de los 1.854 ourensanos que se beneficiaron del servicio de teleasistencia de la entidad, 309 personas recibieron los servicios destinados a personas con sus funciones cognitivas deterioradas y otros 220 ayuda a domicilio complementaria.

En el otro lado de la balanza vital, el programa de acogida de Cruz Roja facilitó que 66 menores tutelados por la Administración dejasen los centros de internamiento para vivir temporalmente en los hogares de 43 familias ourensanas.

Felipe Ferreiro inicia su tercer mandato al frente de la entidad

Del balance del 2022 el presidente de la Cruz Roja en Ourense, Felipe Ferreiro, destacó la cifra total de atendidos. Fueron 18.167 las personas que pasaron por alguno de los servicios de la entidad. Un dato que le sirvió para llamar la atención sobre la realidad social de la provincia y plantear la necesidad de seguir trabajando en todos los frentes, pero haciendo especial hincapié en el del empleo como herramienta esencial para lograr la integración de aquellos que llegan a las puertas de esta institución en situaciones de extrema vulnerabilidad. Felipe Ferreiro acaba de iniciar su tercer mandato al frente de esta institución y lo hace acompañado de Sofía García-Iturri Tosar en la secretaría provincial y Marisa López Casero como coordinadora provincial.

«Agradecemos a implicación e apoio do tecido empresarial ourensá», señaló Ferreiro tras la reunión en la que aprobaron las cuentas y la memoria de actividades. El presidente quiso aprovechar el inicio de esta nueva etapa para destacar el trabajo de los 2.900 voluntarios que, según recordó, hacen posible que la Cruz Roja pueda llegar a quien necesita ayuda en cualquier rincón de la provincia.

También tuvo palabras de agradecimiento para los 10.300 socios que tiene la entidad en el territorio ourensano. Son tanto personas particulares como empresas, que aportan anualmente una cuota voluntaria. Esa aportación económica es una ayuda estable muy importante que se suma, según recordó el presidente, a los ingresos por el Sorteo del Oro o por los programas que desarrollan y que reciben financiación de las Administraciones locales, autonómica o estatal, de la Fundación La Caixa o del Fondo Social Europeo.