Fernando Rueda: «Con su infiltración en ETA, y la detención en 1975 de 200 personas, Mikel Lejarza se convirtió en leyenda y mito de todo el espionaje español»

x. m. r.

OURENSE

Fernando Rueda, derecha, en la firma de uno de sus libros
Fernando Rueda, derecha, en la firma de uno de sus libros SANDRA ALONSO

El periodista y escritor participa en las Xornadas de novela negra de Verín junto al protagonista de la operación Lobo

26 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras cuenta los minutos que restan para subir al tren que le traerá a Galicia para participar en las Xornadas de novela negra de Verín, Fernando Rueda (Madrid, 1960) acepta conversar sobre su ponencia en el ciclo. El periodista y Mikel Lejarza —el espía que se infiltró en ETA en 1975 y descabezó la banda— hablarán sobre «La Casa y los secretos de confesión». Rueda es autor de cerca de una veintena de libros. En 1993 publicó «La casa» y en el 2022 «Secretos de confesión: 50 años de la operación Lobo». Periodista y profesor, lideró la sección «Materia reservada» en el programa «La rosa de los vientos» (Onda Cero) y ha participado en Cuarto Milenio.

—¿El mundo de los espías españoles y sus secretos despiertan un gran interés?

—Mucho. Publiqué «La Casa» en 1993 —hasta entonces apenas se conocía nada de su actividad— y después de más de treinta años llevó dieciocho libros. Cada vez hay mayor demanda al respecto.

—¿La vida de Lejarza sigue generando curiosidad?

—Mikel Lejarza es el protagonista de la mejor y más importante operación de la historia del espionaje en este país. En 1973 se infiltra en ETA y en 1975 hay más de 200 detenidos. La operación Lobo se cerró con el desmantelamiento de la cúpula de ETA P. M. —la rama político militar de la banda— y la detención de miembros de la misma por todo el país.

—¿Cincuenta años después sigue siendo un objetivo?

—Él se infiltró de la forma más arriesgada y peligrosa: con sus datos reales. Esa circunstancia —todos sabían quién era, conocían los nombres de su familia y dónde vivían— sirvió para que confiaran en él desde el primer momento. Desde lo de ETA vive en la clandestinidad, tiene su familia, su trabajo y otra identidad. No tiene pensión ni Seguridad Social porque nadie puede saber su identidad. Sus hermanas siguen viviendo en el entorno familiar.Y sí, sigue siendo un objetivo por lo que hizo en su momento.

—¿Siguió en activo?

—Siempre. Hace años fue detenido en Cataluña, en la época en la que estaba en Barcelona investigando el independentismo y el entorno de Jordi Pujol, y pasó varios meses en la cárcel. Al salir de la misma se marchó de la ciudad.

—¿No se supone que contaría con ayuda oficial?

—Es un agente negro. Son los que están preparados para valerse por sí mismos y no reconocer nunca su condición ni relación con la Casa —antes el CESID y ahora CNI—. De Barcelona se fue cuando lo localizaron e iban a atentar contra él con un coche bomba. Se libró al variar su ruta.

—Cirugías, identidades falsas, países... ¿Es cierto que se marchó al extranjero?

—En México y otros países ha estado, pero por condiciones de trabajo, pero casi siempre ha permanecido en el país. Hace muchos años que no sale.

—¿Qué opinión le merece a Lejarza la película «Lobo»?

—Tiene sus fallos, como por ejemplo cuando dicen que estaba en ETA —lo que no es cierto, lo captaron tras el atentado de Carrero Blanco y después se infiltró—, pero en general está bien y ha contribuido a convertirlo en lo que es, un mito y una leyenda para todos los espías españoles.

—¿La actividad del CNI es centro de interés para los lectores?

—Mucho. En mi caso puedo decir que llevo dieciocho libros y he vendido un motón de ejemplares. No solo es todo lo referido al espionaje español en general, es el propio servicio en sí mismo. Por cada plaza que saca el CNI hay 150 solicitudes. Y la realidad se parece muy poco a la de aquellos años que hemos comentado; hoy el perfil del agente secreto en este país es el de una persona con carrera universitaria y mucha formación complementaria. Y hay mucha presencia femenina. 

—¿En qué términos se traduce esa realidad?

—Un 35 % de las personas que forman parte del servicio son mujeres. Más de mil trabajan en el cuerpo de los espías españoles. 

—En 2016 publicó «El dosier del rey».

—Cuando los reyes han cometido determinadas acciones o actuaciones que no eran las adecuadas los servicios secretos españoles han tenido que actuar. Es el caso del rey Juan Carlos, a quien han protegido -y mucho- por cuestiones de amistades o algún asunto turbio. No ha sido así, y me consta, en el caso del rey Felipe VI. Con el rey actual solo han tenido que intervenir el campañas de descrédito contra él, pero ni una sola de esas cosas que se han comentado se han podido demostrar.