El CHUO batió récord histórico en el 2023 al sumar 19 donantes de órganos

María Cobas Vázquez
maría cobas OURENSE / LA VOZ

OURENSE

La coordinadora de trasplantes del CHUO está integrada por seis profesionales.
La coordinadora de trasplantes del CHUO está integrada por seis profesionales. MIGUEL VILLAR

Entre los otorgantes había dos personas que recibieron la eutanasia

04 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En el momento más duro de la vida de alguien como es el fallecimiento de un ser querido, facilitar que los órganos de la persona que muere puedan seguir viviendo y dando vida a otra persona sirve de consuelo a las familias. Y cada vez son más las que dicen sí en una situación tan difícil, lo que llevó al Complexo Hospitalario Universitario de Ourense a cerrar el 2023 con un récord de actividad en número de donantes de órganos y tejidos, así como en extracciones. Un total de 19 personas se convirtieron en donantes. Tenían una media de edad que superaba ligeramente los 62 años, ninguno por debajo de los 40 ni de más de 80. El mayor en muerte encefálica tenía 79 y en asistolia controlada tenía 76. Se extrajeron un total de 48 órganos —15 hígados, 32 riñones y un pulmón—. Todos salvo uno pudieron ser trasplantados con éxito —doce de ellos en hospitales del norte de España, pero fuera de Galicia—.

Es todo un récord en una curva que lleva años al alza. En el 2019 hubo dos donantes en la provincia, siete en el 2020 y once en el 2021 y el 2022. Si se mira en las anualidades anteriores retrotrayéndose hasta el 2011, nunca se superó la barrera de los siete donantes. Y no solo es un buen dato mirando hacia el histórico del Hospital de Ourense, sino incluso en comparación con los otros centros del Sergas. El CHUO es el primer hospital no trasplantador en número de donantes, solo superado por los 32 del Chuac y los 27 del CHUS —los dos referentes para recibir un órgano en Galicia—. Además, Ourense supera ampliamente la media nacional de tasa de donantes por millón de habitantes. En la provincia se cerró el año pasado con una tasa de 62,5, la más alta de Galicia y superando ampliamente la media gallega (40,5) y la española (48,9). Desde el servicio de coordinación de trasplantes que lidera Jesús Priego destacan que en los buenos resultados tiene mucho que ver la colaboración establecida con las asociaciones de pacientes. También que cada vez hay más candidatos a donación porque hay menos incompatibilidades. Más del 60 % de las donaciones se hacen en asistolia, es decir, después de que al paciente se le pare el corazón. Es otro de los cambios implantados en los últimos años, ya que en el 2015 todos eran en muerte cerebral.

Con ELA y cáncer se puede

Entre los 19 donantes registrados en Ourense el año pasado, dos de ellos eran pacientes que habían solicitado ayuda para morir. En estos casos, la eutanasia se aplica en el propio quirófano para después proceder a la extracción. También hubo varios donantes con enfermedades degenerativas como la esclerosis lateral amiotrófica, o con tumores de glioblastoma.

Aunque crece el número de donaciones, todavía hay quien no es capaz de dar el paso. En el 2023 se registraron cuatro negativas de familiares. Son muchas menos de las 10 que hubo en el 2022, pero ahí están. Para divulgar su trabajo, desde la coordinación de trasplantes realizan cursos sobre el proceso de donación para profesionales sanitarios así como charlas. El año pasado impartieron 137 en 92 centros escolares, llegando a 6.416 alumnos.

Banco de tejidos.
Banco de tejidos. ÁNGEL MANSO

Uno de los dos únicos hospitales gallegos en los que se puede donar solo córneas

El CHUO es también un referente en donación de córneas. Junto al Chuac coruñés son los dos únicos hospitales de Galicia en los que se puede ser donante exclusivo de córneas. Eso permite abrir el abanico a pacientes cuya situación médica no le hace candidato a donar órganos, pero sí esa parte del ojo. Y también el año pasado se cerró con una cifra récord. Ourense envió 168 córneas al banco de tejidos de Galicia.

En este crecimiento, explican desde la coordinación de trasplantes del CHUO, tiene un papel fundamental el trabajo coordinado con oncología médica y cuidados paliativos en lo referido a la detección de potenciales donantes. De hecho, 128 eran de un total de 77 pacientes que habían fallecido en un proceso oncológico. Supone duplicar las cifras de años anteriores. En el 2018 se extrajeron 10 córneas en Ourense, 2 en el 2019, 21 en el 2020, 51 en el 2021 y 70 en el 2023.

En el Hospital de Ourense no solo extraen las córneas, sino que también pueden trasplantarlas, así como otros tejidos (como el osteo-tendinoso o la membrana amniótica). El año pasado se implantaron 25, lo que supone un ligero descenso respecto a las 32 del 2021 o las 36 del 2022. No se trata de una operación a vida o muerte como en el caso de algunos órganos, pero sí mejora sustancialmente la calidad de vida del paciente ya que permite recuperar hasta el 80 % de la visión.

Jesús Priego es el coordinador de trasplantes en el CHUO.
Jesús Priego es el coordinador de trasplantes en el CHUO. MIGUEL VILLAR

«Somos facilitadores de quien quiera dejar un legado aquí»

El médico Jesús Priego es el coordinador de trasplantes en el área sanitaria de Ourense.

—¿Hay que morirse en el hospital para poder ser donante?

—Para ser donante de órganos sí.

—¿Es posible ser donante si uno fallece en el hospital de Verín o de Valdeorras?

—No. A día de hoy no. Hay que morirse en el CHUO. No tenemos la logística necesaria para hacer extracciones en los comarcales. Hemos tenido donantes de Verín y O Barco, que expresaron en vida su idea de ser donantes y por desgracia iban a fallecer y se trasladaron a la uci del Hospital de Ourense para poder hacer la extracción posteriormente.

—Todos somos potenciales donantes, ¿no? Aunque no tengamos carné.

—La ley en España dice que todos lo somos si en vida no hemos manifestado que no queramos serlo. Cuando alguien no ha expresado ni que sí ni que no hay que hacer una entrevista familiar y la Organización Nacional de Trasplantes recomienda preguntar a la familia o a los seres queridos. Por eso siempre preguntamos qué piensan ellos que querría. Lo que nos interesa es cumplir la voluntad de la persona que por desgracia va a fallecer y eso no se puede cambiar. Es uno de los momentos más importantes y más delicados del proceso de donación. Es el eslabón más sensible de la cadena porque la pregunta hay que hacerla en un momento muy duro, en el que la familia está empezando a asumir que ha fallecido o va a fallecer. Es importante cuidar los tiempos y las formas. Intentamos separar la comunicación de la muerte o de la ausencia de posibilidades de la entrevista de donación para que baje el pico de emoción que supone que va a fallecer y que puedan manifestarnos lo que él querría. Porque tan malo es que alguien sea donante si no quería serlo como que alguien no pueda si quería serlo. Aunque no hayas hablado de la donación, por tu forma de vivir, tus actos, tus comentarios... se puede extrapolar. Lo que nos motiva es ayudar a las personas que quieran ser donantes. Somos facilitadores de quien quiera dejar un legado aquí.

—Hay donantes con ELA e incluso es posible en casos de cáncer como es el glioblastoma. Creía que en esos casos no era posible donar.

—Lo piensa mucha gente, incluso personal sanitario. En el caso de enfermos de ELA es posible en aquellos pacientes que deciden que, llegado el momento, no quieren que les hagan una traqueotomía para conectarlos a un respirador. Desde el 2013 se hace un seguimiento de estas donaciones. Ha habido más de 200 en este tiempo y se sabe que no se transmite la enfermedad. En cuanto al glioblastoma es una novedad, se está haciendo un estudio piloto en Murcia porque la evidencia científica dice que es un tumor muy agresivo a nivel cerebral, pero que no metastatiza.

—Y también hay quien dona después de haber pedido la eutanasia.

—De los 41 casos que hubo en España, dos fueron en Ourense. Nosotros no actuamos en ningún momento en el proceso de eutanasia porque eso generaría un conflicto de intereses que no podemos tener, pero una vez que está todo aceptado y tienen una fecha se les plantea la opción de ser donantes. Tienen que entender el proceso y saber que van a fallecer en el hospital, no en casa. Los fármacos de la eutanasia los sigue administrando su médico responsable, pero en quirófano. Es el mismo proceso con la salvedad que cuando se certifica el fallecimiento se hace la extracción de órganos de forma rápida.

—¿Eso supone que la familia no puede estar presente en el momento de la muerte?

—Sí puede estar. Habilitamos el quirófano de tal forma que puede estar. Le damos la mayor intimidad posible. Están solos con la enfermera y el médico que van a administrar los fármacos y una vez que fallece, la familia sale y los equipos quirúrgicos están preparados en otra zona en la que no se les ve y pasan después.