Cayetana Guillén Cuervo: «La realidad es diversidad, y quien no quiera verlo está faltando a la verdad»

x. m. r.

OURENSE

Cayetana Guillén Cuervo en «Pandataria»
Cayetana Guillén Cuervo en «Pandataria» Kiko Huesca | EFE

Losdedae trae al Principal el espectáculo «Pandataria», estrenado en Mérida

10 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Pandataria es una pequeña isla de 1,54 kilómetros cuadrados situada en el mar Tirreno. En la dinastía Julio-Claudia exiliaban al lugar a las mujeres del imperio contrarias a la norma —adúlteras, poderosas, independientes, políticas— para lavar la imagen de la autoridad. Durante la dictadura de Mussolini, ya como Ventotene, fue utilizada como isla-prisión. «Pandataria» es el título de la obra que esta tarde (20.00 horas) llega al Teatro Principal. Con texto de Laia Ripoll y dirección y coreografía de Chevy Muraday, está protagonizada por Cayetana Guillén Cuervo, Muraday, Elio Toffana, La Merce, Basem Nahnouh y Chus Western.

—Es amiga de Muraday desde hace años pero tenía pendiente compartir proyecto. ¿Satisfecha?

—Chevy y yo nos conocemos desde hace muchos años y siempre quise bailar con él. Fui una de las primeras en proponérselo pero la vida ha hecho que se fuese aplazando. Ahora hemos encontrado un hueco y «Pandataria» es nuestro. Y es de las mejores cosas que hemos hecho los dos en nuestra vida.

—¿La exigencia del montaje, por la coreografía, fue más dura de lo esperado?

—La experiencia ha sido maravillosa. Sabía que iba a ser una entrega y una disciplina enorme y lo que hicimos fue empezar en enero —los ensayos oficiales comenzaron en mayo— para estar a la altura cuando se incorporaran los bailarines profesionales. Creo que me he preparado bien y tengo el rigor y la disciplina suficiente para estar con ellos.

—«Pandataria» fue definida como un alegato sobre la diversidad y el amor. ¿La marginación del diferente sigue siendo nuestra lacra social?

—La realidad es diversidad, y quien no quiera verlo está faltando a la verdad. Se trata de abrazar la diferencia, acercarse a los demás, entender las razones del otro y saber que los otros tienen el mismo derecho que tú a su orientación sexual, su realidad y su verdad mientras respeten al prójimo. Espectáculos como «Pandataria» recuerdan eso y que tenemos que vivir en paz: desde el consenso, no desde la confrontación.

—¿Una isla-prisión mínima puede ser el paradigma de libertad?

—Es la isla de los desterrados y a donde no debería ir nadie. «Pandataria» es el lugar donde queremos liberar a todos los que se sienten diferentes.

—¿Seguimos siendo incapaces de abrazar las diferencias y entender las razones del otro?

—Cada vez somos más capaces. Y las artes escénicas deben colaborar para que así sea. Debe haber un compromiso personal de cada uno.

—Estrenaron en Mérida, donde empezó con 5 años. ¿Fue una cita especial?

—Es uno de los teatros más importantes del mundo y estrenar allí siempre es un reto y una responsabilidad. Y muy agradecidos a Jesús Cimarro por haber confiado en este proyecto antes de que fuera una realidad.

—¿Cómo va la gira?

—Es muy dura, tremendamente dura por los viajes y los entrenamientos, pero muy satisfactoria por la respuesta que tenemos del público y los llenos del teatro.