Duro castigo a un Ourense CF que perdió un punto en el alargue (2-1)

Ya le había pasado en Zamora, donde el Ourense CF perdió dos puntos en la última andanada local, y el golpe fue si cabe más duro en un escenario de Primera División, donde los hombres de Pablo López superaron varias adversidades, jugaron con personalidad en buena parte del choque y se quedaron sin nada en el epílogo, con un chut desviado por un defensor, para darle el triunfo al filial de la Real Sociedad. Excesiva penitencia: 2-1.

Los minutos de tanteo mostraban a un visitante bien plantado sobre el terreno de juego y frenando el ímpetu de su joven adversario, crecido al pisar el césped donde actúa con regularidad su primer equipo. Una puesta en escena que duró exactamente once minutos, momento en el que el lateral blanquiazul Iñaki Rupérez soltó un latigazo para sorprender a Marqueta ajustado a la base del poste.

La cuesta se empinaba para los ourensanos y Mikel Goti casi sorprende en una acción de estrategia con muy poco ángulo, que se esfumó rozando el palo largo. Los de casa seguían empujando y un derribo de Carmona a Rodri propició una pena máxima que abría las puertas del 2-0. Ahí emergió Raúl Marqueta, repeliendo el golpeo de Goti.

Fue un punto de inflexión para los forasteros, que dominaban la parcela ancha y comenzaban a acercarse más a la meta donostiarra, si bien el único peligro real lo forzó Hugo Sanz, progresando por su costado izquierdo para patear en el borde del área y exigir al máximo a un Aitor Fraga que la sacó bien.

Movieron el banquillo ambos técnicos en el intermedio. Sergio Francisco incluyó a Ochieng en lugar del juvenil Dani Díaz, mientras que Pablo afianzó su retaguardia con Moi Rodríguez por el tarjeteado Carmona.

Aunque Mariezkurrena hizo trabajar a Marqueta, el Ourense CF se proyectó a la contra y Javi Carbonell pisó área desbordando a dos zagueros, hasta que Goti engrosaba su matinal aciaga, derribando al ariete madrileño. El penalti lo transformó con sangre de hielo Xesc Fullana para lograr la igualada. La siguiente fase clausuró las áreas, porque los visitantes se adueñaron del balón, aún sin profundidad, y el filial no lograba hilvanar para rebelarse contra la igualada. Al contrario, los azulones —ayer de oscuro— pisaron el acelerador en la recta final y, con Ángel Sánchez y Alberto Gil refrescando su vanguardia, amenazaron al anfitrión. Álex Gil habilitó a Carbonell y su remate lo envió un defensor a córner. En el lanzamiento desde la esquina, el mismo delantero cabeceó fuera por poco.

Francisco también recurrió al banquillo y la inercia de la disputa giró en dirección al arco de Marqueta, porque los de casa se rebelaron. El recién incorporado Lebarbier pisó área con mucho peligro, pero su entrega a Ochieng pilló al keniano en fuera de juego. Balda forzó un córner después, como Di Renzo en la réplica en la otra portería. Faltaba la prolongación de cuatro minutos y, en su ecuador, Eder García progresó hacia el balcón del área, para pegar obús que tocó en la pierna de Moi y se alejó de las manos del cancerbero hacia el fondo de la red. Cruel desenlace para los ourensanos.

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