El COB salva todos los obstáculos y se revaloriza con el triunfo en Valladolid (87-91)

Y van diez. El Club Ourense Baloncesto sigue limando los partidos hasta el último instante y escapando de trampas como la de un Real Valladolid que habita en el sótano de la clasificación, pero que dispone de mimbres para plantearle problemas a cualquiera. La pista del Pisuerga se le atraganta este curso y los visitantes hurgaron en esa herida y en su miedo a ganar: 87-91.

La puesta en escena del COB fue la idónea para pasar el rodillo, con un Aanen Moody efervescente que clavó 19 puntos en casi ocho minutos, hasta que lo placaron con un golpe en pleno esternón. Lolo Encinas tenía que sentar al dominicano Mike Torres con dos personales, como Moncho López a su muro, Romaro Gill, si bien encontraba buena respuesta de un Marvin Ogunsipe cada vez más integrado y de la solvencia de Sergio Rodríguez, alardeando de su visión de juego. El 24-30 daba cuenta de que los ourensanos se encontraban cómodos en el intercambio de canastas.

Para el segundo acto, Rafa Lisboa tomó el relevo de Moody, pero los pucelanos ajustaron mejor su defensa y los muelles del atlético Shemar Wilson complicaron la vida de los forasteros, sobre todo cuando Maj Kovacevic redondeó con un triple el parcial de 11-0 que le dio la vuelta a los guarismos del electrónico. Aunque Sergio volvía a percutir en el poste bajo y Lisboa recuperó la ventaja con un triple, el último arreón de los albivioletas situó el 50-48 en el intermedio.

Si el Valladolid era capaz de enchufarlas y los cobistas no encontraban soluciones por dentro, la contienda se empinaba de un modo preocupante. En la tercera entrega, aparecieron Brito y Krikke, que apenas estaban participando en ataques, antes de que la tercera falta de Ogunsipe y la cuarta de Gill elevaran las dificultades al nivel dolor de muelas. La conexión lusa Brito - Lisboa apretó el marcador y llegó entonces otro volantazo al partido. De Lucas no sancionó un puntapié de Wilson a la línea de flotación de Monteiro, contacto claro delante de las narices del árbitro y de Moncho López, que fue excluido tras una doble técnica. Los de amarillo no se hundieron y se fueron al último capítulo con un 68-64. Todo por decidir.

Diego Gómez se apoderó de la batuta en el lateral de la pista y sus jugadores con mayor experiencia tiraron con fuerza de las riendas cuando era necesario. Un 3 más 1 de Mendikote sonaba a declaración de intenciones, antes de que el vasco volviera a fajarse con intensidad en la pintura. Moody volvió a hundir una bomba para el 74-75 y aunque alguna decisión arbitral controvertida volvió a incidir en el ritmo de la disputa, el plantel ourensano ya fue capaz de marcar el ritmo. Javi López silenció el Pisuerga con el triple del 82-86, a falta de 1,24. Aunque esa renta se esfumó en un santiamén e incluso Puidet la volteó ya en el último minuto, un 2 más 1 de Brito y otros tiros libres del base canario ataron definitivamente el regalo de Reyes de los cobistas a su afición: 10-5 y creciendo.

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