Todo el mundo conoce a una persona que siempre está mal. Le duele algo, le molesta algo o, sencillamente, no le parece que esté lo suficientemente bien. En este parón de ventanas FIBA y tras la sexta derrota consecutiva del COB ante el Cartagena, el equipo de Moncho López se convertirá en el foco y objetivo de esos «todo mal».
Es algo más que evidente que el Club Ourense Baloncesto de este último mes no es ni la sombra de lo que era cuando desde muchos ámbitos se le ponía como uno de los candidatos al ascenso a la ACB, con un servidor como parte contratante, quizá contagiado de la euforia colectiva de una ciudad más acostumbrada a los disgustos que a las alegrías. También lo es que la desesperación del técnico ourensano en los últimos partidos es indicativo de que algo no va bien ¿Lo qué? Pues seguramente ni él ni los jugadores lo saben, pero sí es cierto que la media de puntos encajados por encuentro no permite pensar que de esta forma se vayan a ganar muchos encuentros. El dato objetivo que sostiene esa afirmación es que a pesar del lánguido partido ourensano, los números no son malos, lo que refleja un problema de defensa o piernas. O lo que es peor, de las dos cosas juntas.
En ese «todo mal» que va a afrontar el COB en los próximos días, algunos con razón, llega la hora de un más que merecido tiempo de reflexión y de limpieza mental. Quizá la culpa de haber llegado a esta situación sea nuestra, de los que escribimos sobre este deporte tan bonito, que acostumbrados a los palos en forma de no ascensos, pelear por no descender y ver como auténticos mercaderes de la ilusión quieren lucrarse del equipo de la ciudad, nos agarramos a una cuerda tan fina que ahora se rompe por la presión ejercida.
También puede que lo que se vivió hasta ahora fue el milagro de aquella salvación histórica con Rozitis y Zamora como líderes, pero en formato inverso o que sencillamente el COB está situándose en el lugar que debe estar en una competición de un nivel que empieza a asustar. Sea como sea, no lo pasa bien y esos «todo mal», «ya te lo dije» o «era visto» son tan injustos como creer que todo estaba hecho cuando el equipo luchaba por liderar la Primera FEB.