El doctor ourensano Federico Martinón Torres presenta resultados de un estudio que desvela que la música estimula más de 2.300 genes en personas con alzhéimer

Maite Rodríguez Vázquez
MAITE RODRÍGUEZ OURENSE / LA VOZ

OURENSE

El doctor y catedrático de Pediatría Federico Martinón Torres explicó el proyecto Sensogenoma.
El doctor y catedrático de Pediatría Federico Martinón Torres explicó el proyecto Sensogenoma. Santi M. Amil

El proyecto Sensogenoma, iniciado hace más de un lustro, investiga el cambio en la expresión de los genes tras un estímulo musical

04 jun 2025 . Actualizado a las 22:10 h.

El doctor ourensano Federico Martinón Torres clausuró el curso de la Academia Médico-Quirúrgica explicando el proyecto de investigación Sensogenoma, con una conferencia titulada «Con la música a otra parte: sensogenómica», en el Centro Cultural Marcos Valcárcel. El investigador y catedrático de Pediatría en la USC califica este proyecto de «transgresor». Desde su ámbito de estudio principal, las infecciones respiratorias y las vacunas, su grupo de investigación se planteó el reto de utilizar la tecnología que aplican en ese campo y en las ciencias ómicas (como la genómica, transcriptómica) «para intentar entender la arquitectura molecular de la música en la salud y en la enfermedad».

Ya existen muchos estudios que demuestran los beneficios terapéuticos de la música para determinadas patologías, concede el investigador. «Queríamos intentar desvelar cuáles son las bases moleculares y entender y explicar mejor cuál es el efecto de la música sobre la salud y la enfermedad y poder utilizarla con fines específicos», explica. A partir de ese planteamiento surgió el proyecto de la Sensogenómica, en el que están trabajando desde hace algo más de un lustro.

En el 2022 realizaron un primer concierto experimental con la Real Filharmonía de Galicia en Santiago al que asistieron más de mil personas y se recogieron muestras antes y después del concierto para «intentar medir si la música producía un cambio en la forma en que sus genes se expresan». Fue «el experimento musical más grande en la historia de la Medicina», según Martinón. La idea era ver el ARN mensajero o transcriptoma y la expresión de los genes. «Primero queríamos ver si podíamos medirlo y si era diferente después del estímulo musical, y si era igual o diferente en personas sanas o enfermas, empezando por quienes tienen trastornos cognitivos o neurodegenerativos como el alzhéimer».

El inicio del proyecto se forjó con mucho apoyo de voluntariado y ahora ya cuenta con una parte importante de financiación, aunque falta más, para ejecutar los estudios genómicos con mayor profundidad. Algunos resultados se publicaron en revistas científicas y son prometedores. «Pudimos demostrar que nuestra hipótesis es cierta: que se puede medir, con nuestra tecnología, la respuesta al estímulo musical en los genes; vemos que en una persona, antes y después del concierto, se produce un cambio en la expresión de esos genes. Hay más de mil genes que se expresan de manera diferente en respuesta al estímulo musical y, lo más importante y sorprendente, es que, cuando la persona tiene un trastorno cognitivo, tipo demencia o alzhéimer, el número de genes que ese estimulan diferencialmente con la música es más del doble que en una persona sana, más de 2.300 genes». Muchos están relacionados con el sistema inmunológico, con enfermedades neurodegenerativas, y la forma en la que se estimulan es en sentido corrector.

El equipo, del que forma parte otro ourensano, el catedrático de Genética Antonio Salas, continuará por esta línea de trabajo, pues esos genes señalan posibles vías de intervención, farmacológica o con la propia música, añade el investigador.