Su esposa y su hija lo denunciaron tras vivir durante años en un «clima de terror» y ahora la fiscala pide para él una condena de cuatro años de prisión
OURENSE

Las víctimas nunca fueron al médico pero los expertos han dictaminado que padecen graves secuelas psicológicas
03 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El «clima de terror» que se había vivido durante años en una vivienda de Verín trascendió el 4 de noviembre del 2022. Ese día una mujer y su hija acudieron al cuartel de la Guardia Civil del municipio para denunciar que su marido y padre había estado sometiéndolas a insultos, vejaciones y agresiones que ya no podían soportar más. Se inició así un proceso judicial que ahora entra en fase de juicio, con peticiones de cárcel, alejamiento y responsabilidad civil para un hombre al que se atribuyen delitos de maltrato habitual hacia las dos víctimas, quienes a día de hoy sufren severas secuelas psicológicas por todo lo que vivieron.
Así lo recoge el escrito de acusación del asunto, que se juzgara en la sala penal número dos de Ourense. Según ese informe, la gota que colmó el vaso se produjo apenas veinticuatro horas antes de la denuncia cuando el acusado inició una discusión con su hija por motivos que no han trascendido. Durante la disputa verbal el progenitor empujó a su descendiente y la golpeó en un hombro, mientras que le decía frases como «te voy a matar» o «eres una puta, ándate con ojo». Recoge el escrito del ministerio público que esos episodios de insultos y agresiones «eran frecuentes en la convivencia, ya que el acusado de manera habitual golpeaba a su hija, tirándole de los pelos y propinándole empujones».
Pero la joven no era la única víctima de su agresividad. La esposa del acusado había estado soportando sus vejaciones durante las dos décadas en la que había vivido con él, pero nunca se había atrevido a denunciar nada ni tampoco había ido al médico. La fiscala del caso sostiene que frases como «no vales para nada» eran habituales en el día a día del hogar y la víctima soportaba constantemente insultos como «zorra». Además, el agresor controlaba sus movimientos e intentaba anular las capacidades de su mujer para tomar decisiones, tratando además de alejarla de su entorno cercano. Era, se sospecha, un maltratador de manual que ahora podría ser condenado a cuatro años de cárcel y cinco de alejamiento de las denunciantes, a las que tendría que indemnizar con 6.000 euros.