Detrás del mostrador en una mercería que lleva 45 años abierta en Ourense: «Vamos a hacer talleres para quien no sabe coser ni un botón»
OURENSE
 
	
											Virginia Pérez ha cogido el testigo de sus padres en La Boutique del Botón, en la galerías Proyflem de la capital de As Burgas
21 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Las galerías comerciales son un modelo de negocio muy característico de la ciudad de Ourense. Muchos de esos espacios repartidos por toda la capital albergan establecimientos que llevan décadas atendiendo al público y uno de los que ya puede presumir de veteranía es La Boutique del Botón. Ubicada en la entreplanta de las galerías Proyflem, que conectan las calles Progreso y Doctor Fleming, este comercio es un referente en el sector de la mercería que desde hace un tiempo regenta Virginia Pérez. «Mi padre y mi madre montaron la tienda hace 45 años, poco después de que abrieran las galerías, y el negocio nunca cambió de ubicación», cuenta la hija.
Siempre se dedicó a la mercería de modistas: botones, hilos agujas, puntillas y todo aquello que se necesitaba para elaborar confecciones. «Antes la modista hacía trajes completos, ahora más que nada se trabajan arreglos», asegura la comerciante, que recuerda que muchas veces sus padres le decían que los días en que iba una modista por la mañana a comprar, la recaudación de la jornada estaba hecha. «Se llevaban hombreras, botones, cremalleras, entretelas... ahora compran menos», cuenta. Hacía su padre, y ella lo mantiene, reparaciones de carros de cremalleras, broches de cazadora y botones de pantalones vaqueros, otro de los puntos fuertes de esa boutique en la que ahora también se puede comprar ropa de bebé, mandilones para colegios y hacer encargos de bordados. «Empezar de nuevo en unas galerías puede ser complicado, pero nosotros llevamos aquí toda la vida y la gente ya nos tiene localizados», asegura Virginia en relación a la particularidad de desarrollar su negocio en un local que no da a la calle.
Ella se crio entre telas y botones y cuando sus padres, durante la pandemia, decidieron dar un paso atrás, tomó las riendas ya que, además, le gusta mucho el mundo de la moda. «Aún vienen clientes de toda la vida que preguntan por ellos», cuenta Virginia, que también suma muchos nuevos visitantes gracias a su presencia en las redes sociales y a la apuesta por actividades que hacen comunidad. «Organizamos talleres de croché una vez por semana y también queremos hacer otro para gente que no sabe ni coser un botón», adelanta. Explica que las labores tradicionales no han pasado de moda. «La gente busca cosas que le relajen, con las que poder distraer la mente y además estar en compañía, ya que en el barrio hay mucha gente que está muy sola», asegura. De todas las iniciativas se puede obtener información a través de las redes sociales. «Anunciamos todo, tanto la mercancía nueva como los talleres que hacemos», asegura.