Licenciada por la Universidad Complutense de Madrid se incorporó a La Voz de Galicia en el 2019
25 oct 2025 . Actualizado a las 13:00 h.A los 35 años, a una edad en la que nadie debería morir, se nos ha ido nuestra compañera, la periodista María Doallo. En el sinsentido que es su prematuro fallecimiento encontramos un poco de poesía: le falló el corazón a una persona a la que el corazón no le cabía en el pecho.
María -Doa, como ella nos pidió que la llamásemos desde el primer día- llegó a la redacción de La Voz de Galicia en Ourense como un soplo de aire fresco y nos arrasó con su juventud y su entusiasmo. No es una forma de hablar: fueron los principales argumentos del informe para la renovación de su primer contrato. Tenía tantas ganas de ejercer la profesión de sus sueños que no dudó en decir que sí a la oferta que se le hizo tras recibir su currículo en el 2019: una sustitución en Valdeorras. Allá se fue para hacer su trabajo como lo hacía todo: a tope. Se curtió y continuó, ya de vuelta a la ciudad. Desde su silla en la redacción veía su colegio, Maristas. En realidad lo veía todo, porque se convirtió en experta en contar las historias de la gente. Le rehuía a la política o a la economía, bregaba con los sucesos si era necesario pero donde disfrutaba era en las entrevistas, en el tú a tú. Apasionada del cine, del teatro, de la literatura, compartía cada novedad cultural que llegaba a sus manos con ilusión. Había descubierto la astronomía y le gustaba mirar las estrellas. Ojalá hubiera podido cumplir su deseo de ir a observarlas al planetario de A Veiga y no tan de cerca, como ahora.
Fue una gran trabajadora (a veces hasta había que obligarla a coger vacaciones porque era feliz ejerciendo el oficio). Tras licenciarse en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid hizo prácticas en La Razón. De regreso a su querida ciudad trabajó como animadora infantil, guía cultural y en una tienda de moda. Porque algo que no soportaba era quedarse quieta. Durante la pandemia, acompañó a los lectores con un Diario del confinamiento que se convirtió en su cuaderno de bitácora. Ella misma se definía así: «Experta en dar noticias buenas (y bonitas). Cuento la historia de personas valientes que hacen cosas».
El corazón de María Doallo se rompió hace dos años, cuando tuvo que despedirse de su madre. A su padre, Seve, y a sus amigos -tantos y tan diferentes- solo les queda el consuelo de que, allá donde se encuentren, estarán juntas.
La gente que la quería la despedirá hoy y mañana en el tanatorio de As Burgas, en Ourense, y el funeral se celebrará en Melias, que era su capital sentimental, a partir de las cuatro y media de la tarde de este domingo. La incineración se realizará en la intimidad y la familia ha pedido que no se envíen flores.