Las gradas del estadio de O Couto vibraron en un partido pasado por agua, donde el resultado mantuvo en vilo a toda la afición presente
19 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La lluvia arreciaba sobre el estadio de O Couto, pero eso no fue un impedimento. La música llenaba los alrededores del feudo local, a la espera de que sonase el pitido inicial que enfrentaría al Ourense CF con el Athletic Club de Bilbao. No es la primera vez que el estadio de O Couto se viste de gala esta temporada, en esta ocasión, para recibir al equipo bilbaíno. Desde horas antes del inicio del encuentro, los aledaños del feudo local eran un hervidero de bufandas azules y rojiblancas. No importaba el pronóstico. La afición ourensana sabía que esta era su noche.
Un partido sobre mojado
La lluvia, que no dio tregua desde mucho antes del inicio, obligó a los aficionados a pertrecharse con todo lo imaginable. A pesar de la espera y el frío húmedo típico de la ciudad, el ambiente era de absoluta fiesta. Cánticos, bombos y el reencuentro de una ciudad con la élite del fútbol español. El club anfitrión, consciente de que el aforo habitual se quedaba corto, instaló dos gradas supletorias para dar cabida a los miles de seguidores que no querían perderse el choque. Eso sí, con chubasqueros, cortesía del Ourense CF, para aguantar los 90 minutos bajo la lluvia de un encuentro que no dejaría a nadie indiferente
A pesar de que el césped empezaba a acusar el exceso de agua, el balón rodó bajo los focos mientras el agua, lejos de amainar, arreciaba por momentos. Cada córner a favor de los locales se celebraba como un gol, y cada intervención de los leones era respondida con el respeto que impone un rival de semejante calibre.
Pasión sobre las gradas
El apoyo de los locales se disputaba con los vítores de la grada visitante, que no dejaron a su equipo solo en ningún instante. La lluvia empeoraba por momentos, al igual que el terreno de juego, que dificultaron la llegada de los pases y la finalización de las jugadas.
Aunque el paso de los minutos desgastaba a los jugadores sobre el tapete, no lo hacían los ánimos de la afición. El marcador a cero mantenía viva la esperanza del público local de estirar un poco más el sueño copero. Grada en pie con ovación incluida tras la rotación de Amin y Omar al filo del tiempo reglamentario, sucedido de una prórroga milagrosa que los alimentaba más si cabe. El jarro de agua fría llegó en la primera mitad con el tanto de Jauregizar, que marcaría el final de la aventura del Ourense CF en Copa del Rey. Aunque no pudo ser para los locales, la grada azulona se levantó de sus asientos para aplaudir a los héroes locales, que lucharon hasta el último segundo.