Alumnos de infantil comparten pupitre con usuarios del centro de día en A Rúa: «Al final de curso somos una familia»

María Cobas Vázquez
María Cobas O BARCO / LA VOZ

A RÚA

Alumnos de infantil del CEIP Pablo VI de A Rúa de Valdeorras y usuarios del centro de día, este martes en la huerta del colegio.
Alumnos de infantil del CEIP Pablo VI de A Rúa de Valdeorras y usuarios del centro de día, este martes en la huerta del colegio. LOLITA VÁZQUEZ

Una vez al mes, los mayores se desplazan al colegio para pasar un rato con los más pequeños

30 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Pepe no es el abuelo de Millán ni Mercedes es la abuela de Sofía. Al menos no de momento, porque si este curso se repite lo vivido el pasado, Pepe acabará siendo el abuelo Pepe para los alumnos de 3 años del colegio Pablo VI de A Rúa de Valdeorras.

Él es uno de los 26 usuarios del centro de día de este municipio ourensano y desde el pasado enero forma parte del grupo que una vez al mes se desplaza hasta el colegio para pasar un rato con los alumnos más pequeños. Es un proyecto intergeneracional que beneficia a ambas partes. «Los niños están muy emocionados desde que les contamos lo que iba a pasar. Estuvimos preparando un regalo para cada uno de los mayores», apuntaba la maestra de infantil Gloria Chimeno. «No se conocen de nada», añadía. Pero eso cambiará en breve. La experiencia del curso pasado evidenció que enseguida se achuchan y abrazan como si de una relación entre abuelos y nietos se tratara realmente. Y así se reconocen cuando se ven fuera del colegio. «Ahí va el abuelo Pepe», fue una frase muy repetida meses atrás cuando se encontraban en la calle.

No solo los pequeños reciben el intercambio con alegría. También los mayores. «Durante el mes vamos haciendo cosas para los niños, desde regalos a preparar un cuento sobre un valor o algo estacional, esta vez sobre el otoño y la paciencia», contaba María del Carmen Estévez, directora del centro de día de A Rúa, titularidad de la Xunta y que atiende a usuarios de toda la comarca de Valdeorras y Viana. «El efecto que los niños tienen sobre los mayores es impresionante», añadía Estévez. Citaba entonces el caso de una mujer con un avanzado deterioro cognitivo que participó en la iniciativa el curso pasado y cuyos ojos irradiaban felicidad cada vez que tocaba cita en el colegio.

El director del Pablo VI, José Fernández, incidía en los beneficios mutuos: «Es muy interesante que interactúen mayores y niños». Y en la misma línea hablaba el director xeral de Maiores, Antón Acevedo, que se acercó este martes hasta la presentación. «Unos comparten experiencia y otros les dan vitalidad», decía. Calificó de clave este tipo de actividades para erradicar las conductas edadistas en la sociedad.

Pepe repite, al igual que Pilar, Meli, Mercedes y Charo. Este curso se unen a ellos Maruja y Jerónimo que, apoyado en su bastón, no se cansó de chocar las cinco con los pequeños. Aunque en un primer momento los niños se mostraron tímidos, la música que pusieron de fondo y los gusanitos repartidos por la maestra pronto les animaron a compartir con los mayores. Poco a poco Aimat, Abbi, Gael, Millán, Morgan, Manuel, Marco, Sofía, Elena y Thiago fueron presentándose a sus nuevos compañeros de aula, porque aunque ayer el sol invitó a trasladar la actividad al huerto que han puesto en marcha en el colegio, el resto de las actividades serán en la clase. «Al final de curso somos una pequeña familia», apuntó Estévez.