José Luis Vázquez cree que su primer triunfo premió el trabajo del plantel
04 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.El Ribeiro Fútbol Club partió como la cenicienta del grupo sur de la Preferente, pero la escuadra de O Souto no va a regalar nada en su estreno en la categoría y ya logró su primera victoria ante el Mondariz, otro de los conjuntos que luchará por mantenerse un año más en la Liga.
Su entrenador, José Luis Vázquez, tiene claro que esta primera recompensa llegó de modo merecido: «Nos costó, pero estábamos buscando este triunfo con ahínco, es el premio para el trabajo del equipo, porque siempre dio la cara. En el primero, por desconocimiento del rival y la categoría terminamos goleados, pero después se lo pusimos difícil a un Bande que es líder y competimos cada domingo. Hasta en Moaña, perdiendo 4-1, estuvimos a punto de empatar al final».
Contra el combinado de la villa balnearia Vázquez Fernández le dio la alternativa al juvenil Pablo Bangueses y el once amarillo rindió bien pese a bajas como las de Bruno, Rodri, Guille o Pablo Bande: «Tenemos los pies en el suelo y mucha ilusión, todos los chavales están haciendo una buena labor en cada entrenamiento y, aunque sabemos que será difícil, pelearán por el objetivo de evitar el descenso».
El preparador de la escuadra ribadaviense destaca el hecho de que se encuentran cada domingo con enemigos confeccionados con objetivos ambiciosos y con grandes inversiones económicas para la confección de sus plantillas, todo lo contrario de lo que sucede en San Cristobo: «Aquí no cobra nadie y todos los jugadores son muy humildes, pero esa es otra de sus cualidades. Además, siempre viene mucha gente a vernos y todos se lo pasaron muy bien con la primera victoria».
De hecho, José Luis no duda ni un instante a la hora de referirse a los objetivos de su formación en la visita del próximo fin de semana a Baiona, para medirse a un Erizana que los supera en solo tres puntos: «Iremos allí a buscar nuestra primera victoria como visitantes, esa es siempre nuestra ambición». Porque la humildad del modesto no le quita un ápice de valentía.