San Benito y la devoción en Barbadás: «El es el único santo al que no falto ningún año, es sagrado»

Uxía Carrera Fernández
U. CARRERA OURENSE / LA VOZ

BARBADÁS

La capilla de Cova do Lobo reunió a cientos de fieles llegados de varios puntos de Galicia

11 jul 2024 . Actualizado a las 19:18 h.

Prácticamente ninguna de las personas que este 11 de julio se acercaron hasta la capilla de Cova do Lobo en Barbadás dudaba de que San Benito podía quitarle alguna verruga. Pero el santo recibió muchas más ofrendas, para la piel, la salud en general, por sus familiares o momento cruciales: «Le pediré que ayude a mi hermana con la oposición». La devoción volvió a llenar un año más la ermita en su día grande, con fieles llegados de varios puntos de Galicia. «Non nos coñecemos ningún, isto parece a carreteira de Madrid!», decía una vecina de Piñor. También se celebró en Allariz, Cenlle, Cea o Cartelle.

Después de una semana de peregrinación para acudir a las misas en la iglesia de Cova do Lobo, este jueves, con romería incluida, los primeros fieles empezaron a llegar a las seis de la mañana. «Hubo gente desde primera hora y ya no pararon en todo el día», apuntaban desde la tienda del santuario. Las misas empezaron a las ocho, congregando el mayor número de fieles en las oraciones de media mañana.

Frente a la figura de San Benito se acumularon largas colas para pasar el pañuelo por el santo y después frotarlo en una verruga y así eliminarla. «Son de aquí pero vivo en Vigo, polo San Benito sempre volvo, a min de pequena quitoume unha verruga e tamén a miña filla», contaba una de las feligresas en la cola. Otros de los visitantes, de Vigo y Toén, también recuerdan cuando el santo les ayudó: «Mi mujer me dijo vete a ver a San Benito y no me hizo falta ni ir a la misa, ¡me quitó la verruga!». 

Uno de los laterales de la iglesia acoge los cultos y el otro las velas para hacer las ofrendas. Los fieles portan cirios en forma de cuerpo humano o zonas concretas para pedir salud para distintas dolencias. Una ourensana que encendía varias contaba que su padre era de Barbadás y desde pequeña siempre la trajo a la novena. Después fue ella por su propio pie la que no dejó la tradición: «Mi hijo tenía piel atópica bastante extendida, lo ofrecí al santo y aunque es una enfermedad crónica se le pasó». La mujer asume que las medicinas y vacunas ayudaron pero ella también cree que la fe importó. «El San Benito es el único al que no falto ningún año, es sagrado», asume.

Familias, mayores y también jóvenes volvieron a llenar la romería un año más, incluso estrenándose en su primera vez. Unas convivencias religiosas celebradas en Ourense reunieron a un grupo de chicas de distintos puntos de España, como Madrid o Cataluña, asombrabas por al paisaje natural que rodea la ermita y con ganas de cantar durante la última misa de la mañana. 

Las sacristanas de la ermita aseguraron que la novena este año tuvo una gran afluencia desde los primeros días. La comida y los diferentes puestos de ropa o productos gastronómicos típicos ayudó a que la afluencia en el día grande fuese de cientos de personas. La misa es obligatoria para muchos de los asistentes, tanto como el pulpo y el churrasco.