









La final del certamen celtibérico de bandas de gaitas se celebró en la cumbre de la estación de montaña de Manzaneda
27 jul 2025 . Actualizado a las 19:18 h.En la parte alta de la única estación de esquí de Galicia cada último domingo de julio se celebra, desde hace más de treinta años, un certamen de bandas de gaitas (rebautizado como celtibérico desde hace 16) que reúne a cientos de músicos a casi 1.800 metros de altura. La de esta mañana fue la final tras dos fases previas, una primera en Quiroga y otra en A Veiga.
El certamen celtibérico en Manzaneda es una cita para disfrutar de la actuación de diferentes bandas y, de paso, descubrir a los solistas emergentes. Y entre estos destacó Mael Lombardero, ganador en la categoría de menos de diez años. En la de más de diez se llevó el premio Noa González, mientras que Florentino Pajarón destacó entre los mayores de edad. En lo que se refiere a las bandas, en la cuarta categoría ganó la del Concello de Riós; en tercera, San Pantaleón das Viñas, de Ferrol; en segunda, la Municipal de Chantada; y en la primera, la Real Xuvenil de Ourense. «Repetindo un ano máis», remarcó la presentadora, Montse Estévez, que lleva varias ediciones encargándose de poner voz al evento en referencia a la agrupación que se hizo con el mayor premio.
Como es tradición, la entrega de premios comenzó con el homenaje a Gabino García, alcalde de Manzaneda cuando se creó el campo de competición en la estación. Dos integrantes de la banda de Riós fueron las encargadas de realizar la ofrenda floral a la escultura del regidor ya fallecido. Y no faltó tampoco la interpretación conjunta del Himno do Antergo Reino de Galicia.
Meriendas en el campo
En los prados de las proximidades se instala una feria en la que poder hacerse con un gorro, la camiseta del futbolista de moda, una bica o unos chorizos elaborados en Manzaneda. También se instala un caldero de pulpo y una brasa con churrasco para aquellos que prefieren no cocinar, aunque lo cierto es que muchos siguen conservando la tradición de subir con sus propias viandas para disfrutar de una merienda tradicional en el campo. Es una imagen repetida en el tiempo. Antes había quien subía desde Trives andando o a caballo para disfrutar de la romería, pero ya no. Ahora los que van lo hacen en coche.