Empiezan a cerrar negocios en la calle Celso Emilio Ferreiro, que reventó por las tormentas hace dos meses

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Los trabajos se han estancado en la parte baja de la calle por problemas con la consistencia del terreno
Los trabajos se han estancado en la parte baja de la calle por problemas con la consistencia del terreno Alejandro Camba

Los comerciantes critican la lentitud de las obras para reponer la tubería rota que levantó calzada y aceras

24 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Los vecinos y comerciantes de la calle Celso Emilio Ferreiro de la capital ourensana no pueden olvidar el 28 de mayo. Y no porque no quieran borrar de su memoria la jornada de las elecciones municipales, sino por la tormenta que cayó aquella tarde en la ciudad de Ourense y que convirtió este vial en un auténtico río. Fue tal la cantidad de agua que el terreno colapsó y la red de pluviales reventó rompiendo en pedazos el asfalto. A punto de cumplirse los dos meses desde aquella jornada la calle sigue sin aceras y sin calzada.

En los establecimientos comerciales se quejan de la lentitud con la que se desarrollan los trabajos de reparación y de la falta de información. Aseguran que pierden dinero cada día que pasa. «Tenemos gastos fijos y hay días en los que por aquí no pasa nadie», dice uno de los afectados. «Levamos aquí trece anos. Tódolos veráns baixaban as vendas, pero defendías gastos. Isto estanos custando moitos cartos ó mes. Se che din que van ser dous meses, valoras se podes facer un esforzo, prívaste das vacacións ou doutros gastos, e intentas sacalo adiante. Pero aquí ninguén di nada, ninguén explica nada. E así non se pode», cuenta Aquilino de AIT Ourense. Él está decidido a echar la persiana en agosto y dice que no la volverá a subir. «Pechamos definitivo para o mes. Estamos intentado chegar a un acordo do aluger co caseiro, que tampouco ten culpa», comenta.

No será el primero que toma esa decisión. CJ Motor lo hizo hace días. «Pasamos de tener 30 coches a la semana y estar trabajando a pleno rendimiento tres personas, a no tener ninguno. Nadie te dice un plazo para terminar las obras, así que no tenía sentido seguir perdiendo dinero», dice Iago, que ahora se ocupa de los clientes de un taller en Valdorregueiro, en la zona do Vinteún. Aunque no consiguió convencer a todos. «Siempre se pierde alguno. En Celso Emilio estaba muy céntrico. Te dicen que se lo van a pensar, pero es normal que cada uno busque su comodidad. Yo también lo haría», matiza.

La incertidumbre también es lo que peor llevan en Floristería Chabel. «Si a partir de septiembre estamos así es mejor cerrar», dicen Isabel y Fernando. Este matrimonio recuerda que trabajan con material perecedero y que es imposible calcular los pedidos en la situación actual. «Como sigamos así es insostenible. No pasa un coche. Antes venían muchos que encargaban y paraban para recoger. Ahora nada. Y cada día que pasa es más deprimente porque ves que tienen muy poca gente trabajando y la obra no avanza», apostillan. Recuerdan que esta era una buena calle para el negocio, porque pasaba mucha gente que iba hacia la residencia o el tanatorio y aprovechaba para recoger ahí algún detalle floral.

Hasta los negocios de hostelería están notando el impacto de la demora en el arreglo. «Eu calculo que baixou un 30 %. Non circula nin un coche, e a xente ao haber obras tampouco se mete tanto por esta rúa» comenta Felipe, del bar San Pedro. «Hai comentarios de que queren acabar para principio de curso, pero vexo complicado que nun mes rematen», añade este veterano que lleva más de medio siglo trabajando este negocio que abrió su padre.

Jorge, de la cafetería Bam Bam, también mira con preocupación hacia la parte baja de la calle, donde ahora mismo está concentrado el esfuerzo de los operarios de la empresa que asumió la reparación. Está intentando aguantar abierto, pero el reventón le pilló en un momento delicado. «Acabábamos de abrir. Solo llevábamos dos semanas trabajando», relata. Sus vecinos de la cafetería Tomy’s cuentan que han decidido estirar un poco los días de vacaciones que normalmente cogen en agosto. «Lo estamos notando sobre todo en los menús del mediodía y por la tarde, que apenas se mueve nada porque la gente ve así la calle y ya ni entra en ella», cuentan.

«Esto es una chapuza y un peligro: que coloquen ya las aceras»

Pero no solo hay malestar entre quienes tienen negocios en esta calle de la ciudad de As Burgas. También los vecinos que residen en las viviendas de la zona se quejan por la prolongación de los trabajos. «Ahora, si necesitas entrar con coche porque vienes cargado, por ejemplo, tienes que entrar por la parte de arriba de la calle y para eso dar un rodeo. Si bajas desde la residencia por la avenida de la Habana, lo mismo. No puedes subir al llegar al cruce. Tienes que seguir por la avenida Otero Pedrayo hasta la rotonda de As Lagoas y volver hacia aquí», explica Manuel, que no entiende por qué se complica tanto la reparación.

«Din que están tendo problemas porque parece que o terreo non está firme e desmorónaselles; pero o que debían facer é meter máis xente e polo menos ir rematando o da parte de arriba que xa teñen rematado», comenta otro de los residentes que vive en la parte baja, donde estos días están concentrados los esfuerzos de los obreros. «O lóxico é que vaian avanzando onde poden avanzar», remacha.

Lola, otra residente en la calle, le da la razón. «Esto es una chapuza y un peligro. Que coloquen ya las aceras. Ni siguiera echaron una capa más o menos uniforme por donde tenemos que ir los peatones. Está lleno de huecos y salientes, vas tropezando constantemente», dice.