Localizan 66 piezas de marfil ilegales en un piso de Pontevedra y valoran el daño a la fauna salvaje en 7 millones de euros

OURENSE CIUDAD

Las tallas intervenidas están hechas con marfil de animales como elefantes e hipopótamos
Las tallas intervenidas están hechas con marfil de animales como elefantes e hipopótamos GUARDIA CIVIL

La Guardia Civil de Ourense ha imputado a un vecino de la ciudad del Lérez tras confirmar que las tallas intervenidas son de elefante, cachalote, orca e hipopótamo

09 ene 2024 . Actualizado a las 14:26 h.

En septiembre del año 2022 la Guardia Civil de Ourense, en colaboración con la de Pontevedra, puso en marcha una operación contra el tráfico de arte sacro. Se realizaron registros en diversas viviendas y en una de esas intervenciones los agentes del instituto armado se toparon con algo más que ornamentos religiosos. En el domicilio de un vecino de Pontevedra, nacido en 1955, se localizaron más de medio centenar de tallas que parecían ser de marfil. El propietario del piso carecía de documentación que acreditase la custodia legal de esas piezas, por lo que tras pedir autorización judicial para ello, los agentes uniformados las incautaron.

Pero había que confirmar de qué estaban hechas estos objetos, 66 en total, y si su custodia suponía un delito, por lo que se pidieron informes al Ministerio de Transición Ecológica y se mandaron las piezas para analizar. La administración tardó en contestar, pero cuando lo hizo confirmó las sospechas de los investigadores. Se trataba de objetos realizados con marfil de elefante, cachalote, orca e hipopótamo, todas ellas especies incluidas en el convenio CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), lo que las convierte en acreedoras de una estricta protección.

Para custodiarlas hace falta una documentación oficial que acredite su origen legal, algo que este caso no se ha acreditado. El informe cuantificaba en 32.000 euros el valor económico de las piezas, pero la valoración del daño a la fauna internacional es muchísimo mayor. Dado que se presume que para elaborar las tallas, entre las que hay utensilios de cocina incluso animales en miniatura, fue necesario dar muerte a numerosos ejemplares, algunos en peligro de extinción, por lo que los daños a la fauna silvestre en el ámbito mundial ascienden a 6,9 millones de euros.

Es por ello que el pasado 27 de diciembre los agentes tomaron declaración en calidad de investigado al hombre que tenía las tallas. No aportó ante los agentes demasiados detalles sobre el asunto, si bien las diligencias ya se han enviado al Juzgado de primera instancia e instrucción 2 de O Carballiño. De momento, se le imputa al sospechoso un delito contra la fauna salvaje

Esta operación forma parte de un dispositivo desarrollado a nivel nacional y denominado Operación Thunder. La Guardia Civil, en estrecha colaboración con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, desarrolló en todo el territorio nacional diversas operaciones encaminadas a perseguir el tráfico ilícito de especies silvestres protegidas, así como la tenencia y comercialización de especies protegidas.

Un convenio internacional

CITES es un tratado internacional que se firmó en Washington, hace ahora cincuenta años, para luchar contra el tráfico internacional de vida silvestre, una de las amenazas más importantes para la biodiversidad, además de serlo para la salud humana por los riesgos que conllevan las enfermedades zoonóticas asociadas a dicho comercio y tráfico. CITES protege unas 5.950 especies de fauna y 32.800 de flora. Está considerado como uno de los tratados internacionales existentes más eficaces ya que sus decisiones y acuerdos se traducen en normas que son aplicadas directamente por los 184 estados adheridos a este pacto.

Durante los últimos decenios la mayoría de las especies silvestres han entrado en los mercados comerciales. Esta demanda ha incentivado la muerte o captura de sus ejemplares, provocando un proceso de vaciamiento de los ecosistemas. Los hábitats permanecen intactos, pero cada vez con menos ejemplares, algo que la ciencia ha denominado «síndrome del bosque vacío».