Los propietarios planean crear una residencia de estudiantes en el antiguo Colexio dos Irlandeses

RAMIRÁS

Plantean completar el proyecto de recuperación del inmueble de la Rúa Nova con un local de restauración en la planta baja
15 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El coste del proyecto de obras ejecutado en el Pazo de Ramirás, en la Rúa Nova, supuso un fuerte desembolso económico para los propietarios del edificio que albergó el Colexio dos Irlandeses, afincados en Vigo y Madrid. Aunque no ha trascendido su importe exacto, desde la propiedad indican que solo la reparación del tejado costó cientos de miles de euros. Las obras incluyeron, además de la remodelación de la cubierta, la restauración de las dos galerías situadas en la fachada interior y del escudo de la fachada principal de la Rúa Nova.
Tras esta inversión, la familia tiene claro que se hace necesario rentabilizar el inmueble para hacer frente al pago de la hipoteca que solicitó para pagar el conjunto de las obras. Claro que, la explotación del inmueble implicará nuevas inversiones, porque resulta evidente que será necesario intervenir en el interior del edificio para su adecuación.
De hotel a residencia
La opción de convertir el Pazo de Ramirás en un hotel de lujo está descartada, al menos, por ahora. Principalmente, porque se trata de un uso prohibido por el Plan Especial del Casco Histórico. Y, por otro lado, el Concello de Santiago no aceptó la tesis de la propiedad, que considera que el inmueble no tuvo uso residencial en el pasado, por lo que podría ser destinado a hotel.
Fuentes de la familia apuntan que se está barajando la posibilidad de destinar el emblemático inmueble a residencia universitaria, siempre que encaje en el actual planeamiento urbanístico. Esta posibilidad cobra fuerza ante la escasez de plazas habitacionales en Santiago para atender la demanda de la población universitaria. Para sacar adelante esta idea, sería necesario ejecutar obras en las plantas superiores, donde se ubicarían las habitaciones, así como en algunos de los espacios comunes.
La idea, que por ahora está en una fase embrionaria, conllevaría habilitar la planta baja como local dedicado a la restauración. Aunque el establecimiento estaría vinculado primordialmente a la residencia, podría igualmente ser utilizado por la población en general. La ventaja del uso como residencia universitaria es que, como sostiene la propiedad, si en el futuro se produjera un cambio del Plan Especial del Casco Histórico para volver a autorizar el uso hotelero, el trabajo estaría hecho. Además, en ese caso, cabría la posibilidad de tener el doble uso de residencia universitaria durante el curso académico y vacacional fuera del mismo. E incluso cabría la opción de cambiar a residencial vacacional todo el año, si así lo decidiera la propiedad.
Lo que tienen claro los dueños del pazo es que, tras el fuerte desembolso realizado ahora para acatar las ordenes dictadas por el Ayuntamiento de Santiago, no queda otra vía que buscar una salida para rentabilizar esa inversión. Y es ahí donde gana enteros la opción de habilitar una residencia universitaria.
La opción del restaurante
La familia propietaria del inmueble de la Rúa Nova ya había presentado en el pasado un proyecto en el Ayuntamiento para poner en marcha un restaurante en la planta baja, utilizando la zona del jardín interior como un comedor al aire libre. Incluso llegó a barajar la posibilidad de destinar la primera planta a un espacio complementario al restaurante. Para este proyecto hostelero, la familia propietaria contaba con sumar el espacio del bajo comercial del pazo, que estaba y está alquilado al comercio Ámboa, pero no fue posible su desalojo al contar con un contrato de alquiler en vigor. El proyecto finalmente hizo aguas y se retiraron los inversores interesados, básicamente, por no ser compatible el proyecto con la normativa municipal.
Ahora la propiedad es consciente de que los dueños del comercio del bajo no están dispuestos a abandonar el bajo sin más. Ese negocio permanece cerrado desde octubre del 2022, debido a la caída del falso techo y a otros daños provocados por la entrada de agua. La inundación tuvo lugar coincidiendo con un fuerte temporal y debido a los desperfectos en el tejado, que hizo que el agua de la lluvia se filtrara hasta el bajo.

Raxoi exigirá el pago de las multas por no conservar la fachada y el escudo aunque ejecuten las obras
El Concello de Santiago dictó a principios de diciembre del 2023 una orden municipal exigiéndole una serie de obras de conservación con un plazo de cuatro meses para ejecutarlas. Al no realizarse parte de esos trabajos, Raxoi impuso dos multas. La primera fue en mayo del 2024, por importe de 1.000 euros, y la segunda, en enero pasado, por 2.000. Estas multas coercitivas fueron por no conservar la fachada y el escudo del pazo, explicaron fuentes de Disciplina Urbanística. Las sanciones seguirán imponiéndose trimestralmente hasta que se ejecuten todas las obras. En el Ayuntamiento confirman que las multas ya impuestas deberán ser abonadas aunque se ejecuten los trabajos.
Actualmente, la red que cubre la fachada del pazo que da a la Rúa Nova sigue colocada hasta que se confirme que no supone un peligro y que el escudo está adecuadamente restaurado.
Lo que por ahora sigue pendiente de una resolución es el futuro del negocio situado en el bajo del Pazo de Ramirás. Nada se sabe sobre cuándo y quién deberá hacer frente a las reparaciones de los daños provocados por las filtraciones de agua en el local comercial de Ámboa, que continúa cerrado 28 meses después de que esa parte del inmueble quedara inutilizada. En los más de dos años transcurridos desde entonces, el local se ha inundado más veces por el agua que entraba desde la cubierta del pazo.