El eslabón roto de la minería gallega

Juan Ramón Vidal Romaní PUNTO DE VISTA

RIBADAVIA

Santi M. Amil

20 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

En 1832, Guillermo Schulz realizaba el mapa geológico y memoria geognóstica de Galicia, donde detallaba los recursos mineros de Galicia y su ubicación. Los resultados se los cedió gratuitamente al país. Cerca de Ribadavia, el minero alemán encontró un yacimiento que le asombró porque «la superficie del terreno está cubierta de wolfram puro sin que nadie le preste atención», decía Schulz. Y añadía: «Se debe confesar que no hay gente más desidiosa y menos propia para la minería que los gallegos, que nunca serán mineros aunque tropezasen con plata nativa». 203 años después todo sigue igual, los recursos mineros, incluidos los energéticos, están ahí, pero no para que los aprovechen los naturales, sino gente que se lo lleva crudo, no importa quién gobierne Galicia o en España. Transforman los montes en un acerico de molinos, y los ríos en cadenas de embalses privados que duplican en paralelo, con centrales de bombeo amenazando poblaciones ribereñas y hundiendo los cultivos marisqueros. La explotación de las rocas ornamentales ha sido vendida al capital extranjero y deja en Galicia apenas hoyos y escombreras. Los dos últimos capítulos de este serial son para la industria cerámica: caolín y litio, cedidos a perpetuidad por unos comuneros dóciles a una industria cerámica aragonesa hasta acabar existencias. Los promotores acapararán lo descubierto por los geólogos desde hace 200 años, y usarán las carreteras y puertos construidos para Galicia para llevarse unos recursos que usarán para fabricar baterías de coches eléctricos que lucharán contra el cambio climático, ¡qué emoción! No podemos olvidar el uso del gallego: «Mexan por nos e din que chove».