En cincuenta años solo la mili lo apartó de su torno de alfarero

Alejandro Camba OURENSE

XUNQUEIRA DE ESPADANEDO

08 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

A sus 65 años, Enrique Cabana sigue modelando el barro con la misma pasión que lo llevó, siendo apenas un adolescente, a adentrarse en las antiguas cacharrerías de Niñodaguia. Comenzó con solo 15 años, no por tradición familiar sino por que le gustaba el oficio. Aprendió de la mano del maestro O Cachela, quien le enseñó a respetar la arcilla y a entender cada pieza como única. Solo se separó de su torno para cumplir con el servicio militar. Desde entonces, Enrique ha dedicado su vida entera a la alfarería, preservando un arte que forma parte de la identidad del pueblo. Sin embargo, comenta con cierta nostalgia que cada vez hay menos alfareros y que la gente joven ya no se interesa por este oficio, lo que pone en riesgo la continuidad de una tradición que ha dado nombre y alma a Niñodaguia. Hoy mantiene abierta la puerta de su taller. Allí, cualquiera que lo visite puede ver cómo, entre el sonido del torno y el olor del barro húmedo, la tradición sigue viva. Sus creaciones, únicas y hechas a mano, son más que objetos: son años de vida dedicada a un oficio que resiste al paso del tiempo.