Teatro con señas de identidad propias

Leopoldo Centeno

PONTEVEDRA

Desde mi butaca | Els Joglars, «En un lugar de Manhattan»

11 sep 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

El prestigioso grupo teatral Els Joglars que dirige Albert Boadella, actuó dos días consecutivos para Caixanova en Pontevedra con su nuevo montaje: En un lugar de Manhattan. Con motivo de cumplirse el IV Centenario de la edición príncipe del celebérrimo libro cervantino Don Quijote de la Mancha, el año pasado se produjo en todo el mundo un movimiento el torno a la figura de Miguel de Cervantes y su obra cumbre, Don Quijote. Els Joglars también ha querido aportar su arte. Bajo dramatización y dirección de Boadella vio la luz su trabajo En un lugar de Manhattan. En el escenario de un teatro donde se va a representar una versión moderna de El Quijote, surgen unas goteras, pertinaces y molestas. Procede llamar al fontanero. Aparece éste (Don Alonso) y su fiel y servicial ayudante (Sancho). Así, en lugar de una representación de relatos de caballería, se gestan historias de fontanería, salpicadas con diversos pasajes del Quijote. Versión personal, original, disparatada y actual de Albert Boadella, en la que Don Alonso, el fontanero, en lugar de Rocinante aparece en escena montado a lomos de una destartalada motocicleta. En este collar escénico, se engarzan perlas como las siguientes: No son molinos tradicionales, son molinos generadores. La Santa Hermandad, viene a ser la Guardia Civil de ahora. ¡Hacer teatro como terapia y dejar de joder a los profesionales! Yo soy el Quijote del siglo XXI. ¿Encontrar un fontanero? Ya no se encuentran estos caballeros en la península. La obra encierra diálogos chispeantes, ocurrentes, incisivos, en los que ponen al descubierto una serie de hechos reflejados de forma un tanto caricaturesca, pero no faltos de verdad. Una similitud (salvando distancias) de Boadella con Cervantes, a la hora de exponer al público diversas situaciones. Montaje cuidado La sutileza e inteligencia contrapuesta a lo burdo, soez y procaz del teatro de nuestros días para hacer una radiografía y un diagnóstico de la sociedad; trasladando el estilo y el buen gusto de otra época a la actualidad, cuidando los diálogos, la decoración, el vestuario, los medios técnicos, el ritmo, el humor, la sátira, la denuncia y, sobre todo, la interpretación, para conformar un singular espectáculo que con la firma del controvertido Albert Boadella y la aportación de todos los componentes de Els Joglars, hacen del mismo una representación diferencial, señera¿ cual faro al que muchas compañías teatrales miran y tratan de seguir las señales para llegar al buen puerto; si bien, la luz propia, la que da la claridad real e irradia personalidad es la que emana e irisa de Els Joglars. En el teatro existe una gran diferencia entre ser y querer ser. Boadella y Els Joglars, pertenecen a los primeros. Un teatro con señas de identidad propias.