Marta Jiménez, natural de Mieres (Asturias), estudia en Pontevedra el primer curso de Ciencias de la Educación, en el apartado de Educación Musical. Es una alumna más, que asegura que solo está teniendo alguna dificultad con el gallego en este debut universitario. Hasta aquí todo normal. Pero Marta es la única gitana que estudia en este centro y probablemente en el campus pontevedrés. Son muchos los alumnos gitanos que abandonan los estudios llegada la Secundaria, o incluso antes. Y mostrarles las posibilidades y oportunidades que puede ofrecerles la educación es el principal objetivo con el que la Fundación do Secretariado Xitano organiza anualmente un encuentro de alumnos de toda Galicia, que ayer celebró su cuarta edición en el colegio Campolongo de Pontevedra. Al acto asistieron escolares de Primaria y Secundaria, así como Marta y otra universitaria, padres de alumnos y profesores. «É un encontro importante -como explicó Santiago González Avión, presidente de la fundación- sobre todo para que os adolescentes non se encontren como bichos raros». «Ás veces, ven como outros nenos xitanos deixan o colexio dunha maneira temprana e empezan a sentir que esto non é unha cousa como para xitanos, que son menos xitanos por estar na escola», indicó. Sin embargo, como recordó González, en España hay ya mil universitarios gitanos, y también hay alumnos haciendo ciclos formativos y bachilleratos. La escolarización de los gitanos en Galicia. Asturias y Galicia presentan los índices educativos más bajos en España, y por el contrario Andalucía y Cataluña los más altos. En el caso de la comunidad gallega, donde viven alrededor de 13.000 gitanos (un cálculo estimativo contando los rumanos y portugueses), González alude a que existen otros problemas añadidos como la vivienda y empleo para explicar este menor nivel. «Non quere dicir que outros nenos en España non teñan problemas -añade-, pero en Galicia proporcionalmente hai menos xitanos e os que hai, por termos xerais teñen máis dificultades, aínda que eso non quere dicir que todos os xitanos de Galicia teñan problemas».
Santiago González destaca que en el caso de la enseñanza obligatoria el nivel de escolarización en Galicia es muy elevado. En Primaria hay un 95% de niños matriculados y en Secundaria, en primer ciclo, un 75%, y en segundo, algo menos. «Pero outra cousa é a asistencia», aclara. «Non temos unha estadística fiable, pero polo que observamos hai problemas de asistencia no alumnado de Primaria, un de cada catro, e en Secundaria, se multiplican», apunta. Sin embargo, en el caso de las chicas, aunque hay menos que empiezan la Secundaria Obligatoria, el porcentaje de las que la terminan es más alto. «Hai vinte puntos porcentuais menos no inicio, e dez puntos porcentuais máis na finalización -explica González-. As mulleres xitanas, como as mulleres en xeral, son conscentes de que as súas oportunidades sociais están relacionadas coa formación e os homes xitanos, como os homes en xeral, non vinculan tanto a súa formación profesional co tema dos estudos». Algo que se corrobora con el hecho de que en Galicia las pocas y únicas universitarias que hay son mujeres.
El presidente de la fundación insiste en que todavía hay discriminación en las aulas, «pero canto desa discriminación é por motivos étnicos e canto polo déficit educativo que acumulan, é imposible saber». «E iso que os xitanos -añadió- son un colectivo que última década mellorou os niveis de escolarización, pero a situación de partida era tal que eles están facendo o camiño educativo que a poboación xeral fixo nos anos 60 e 70». La experiencia de Marta. Marta es el ejemplo de esta integración educativa. Ella estudia para ser profesora de Primaria y asegura que está «muy contenta» en este primer año de carrera, «en el que he hecho muchas amistades». Echa en falta a su familia, pero en su caso recibió todo el apoyo necesario para estudiar. «Mi madre ya me dijo que si no conseguía plaza en Asturias, me vendría aquí a Galicia», cuenta, como así ocurrió. Y no se siente bicho raro. «Bueno, en ocasiones puntuales. Por ejemplo cuando una profesora contaba que no había ninguna gitana en la Universidad, y yo dije que era gitana. 'Ah, ¿Pero eres gitana?' me dijeron. Y es verdad que hay pocos, donde yo estudio, ninguno». El hecho de que las universitarias en Galicia sean mujeres lo explica «porque a lo mejor los hombres hace más falta que trabajen, mientras que las mujeres tenemos más posibilidad en ese sentido». Y reconoce que sus amigos siempre tienen curiosidad sobre sus tradiciones, «que muchas veces les cuesta asimilar». «Pero siempre me tratan muy bien», dice.