El grupo Os Alegres, que celebra su 70 aniversario, es un referente en Pontevedra. Fundado por Alejo Aboal, sus hijos y nietos siguen la senda
22 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.El próximo día 5, en el Teatro Principal, el grupo Os Alegres celebra el setenta aniversario de su fundación, con una actuación en la que estarán arropados por otras agrupaciones.
Dionisio Aboal es el director del grupo que fundó su padre, Alejo, con un amigo, en una fecha no determinada con exactitud. El referente más fiable que tienen es que en el mes de noviembre de 1939, no sabe el día concreto. «Estaba tocando en Mourente, en una pequeña fiesta, porque fue cuando conoció a mi madre», dice Dionisio. Fue el inicio de una saga de amantes de la música tradicional que continúa con la tercera generación.
El patriarca guardaba todo el instrumental en el desván de la casa donde vivían, en Campolongo. Era el lugar preferido de juegos de los siete hijos del matrimonio, de los que sobreviven cinco, todos muy aficionados a la música popular. «Seguimos mi hermano mayor, Ángel, y yo, que somos los que llevamos un poco el tema aunque empiezan a llegar ya los nietos».
Alejo Aboal llevó el grupo hasta el año 1974, aunque sus hijos fueron integrándose desde pequeños. En principio era solo de música con gaitas, caja y bombo. Luego, alrededor de 1971, comenzó el grupo de baile que aún perdura. Recorrían las fiestas cercanas, e incluso aparecen en alguna película y también en la serie los Gozos y las sombras, rodada en Pontevedra. «Hicimos algunas cosillas, pero lo habitual era tocar por aquí cerca».
Viaje a América
También recuerda que su padre y otro miembro del grupo estuvieron tres meses en Sudamérica. «Solo pudieron ir dos componentes porque el avión estaba lleno con grupos de toda España». El viaje fue muy rentable porque aunque fueron gratis, «les daban muchas propinas y al cambio les salió muy bien».
A partir del 74, se hizo cargo del grupo Dionisio y «fue cuando empecé a montar taller, porque no había quien hiciera instrumentos». Y creó escuela, en la que aún estuvo su padre como profesor, entre otros artesano. A partir de ahí empezó a participar en muestras y ferias, enseñando lo que hacían y comenzaron a llegar encargos.
El grupo de baile lo lleva ahora el hijo mayor, Jesús. No son muchas parejas, pero se las apañan. «Es difícil mantener un grupo de baile porque es muy complicado encontrar horas a las que puedan venir todos a ensayar y poder practicar nuevas piezas. Unos trabajan, otros estudian...». No obstante, suelen ensayar los sábados por la mañana en Pontevedra aunque a veces también se desplazan porque tienen algunos componentes de fuera. Los tres hermanos forman parte del grupo de baile, y además, Jesús toca la gaita y Anxo, el bombo. En cuanto a Dionisio, afirma que con lo que mejor se defiende es con el charrasco y con el tamboril, «pero le pego al pandeiro, a la pandereta y a lo que se me ponga por delante», añade entre risas.
Procura manejar todos los instrumentos de percusión «porque si los construyo y los ofrezco, tengo que saber tocarlos, especialmente instrumentos raros, como terrañolas o el carrizo».
En el taller está también su hijo menor, Anxo. Comenta que hacen todo tipo de instrumentos, no solo percusión, excepto arpas. Y se dedican especialmente a la recuperación de instrumentos perdidos.
Tienen el orgullo de que sus instrumentos suenan ya por todo el mundo. Por su taller pasaron y compraron desde Carlos Núñez o Mercedes Peón hasta Carlinhos Brown, además de otros grupos importantes. «Nosotros trabajamos a nuestra manera y si ellos utilizan nuestros instrumentos, es sin duda una satisfacción, aunque también es ver que los usan otros profesionales no tan famosos».
Dionisio Aboal añade que nunca hicieron propaganda y que funcionó «el boca-oreja, el recado...»