Hevia gana un rali pasado por agua

X.?R. Castro VIGO/LA VOZ.

PONTEVEDRA

30 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Amenazaba lluvia y no se hizo esperar. Pero el agua que cayó en los tramos de la mañana no puso patas arriba el Rali Rías Baixas, aunque al menos lo dotó de emoción. Al final el asturiano Alberto Hevia no cayó en la trampa del asfalto deslizante y se llevó un triunfo para el que estaba nominado. Pero Fuster, que patinó y mucho por la mañana, tuvo que volar en la sección vespertina para recuperar un puesto en el podio. El alicantino fue tercero al final. En el medio de los dos trasatlánticos se coló el local Alberto Meira que, con una soberbia actuación inicial y sabiendo aguantar los contratiempos después, acabó logrando un histórico segundo puesto.

Los pilotos gallegos fueron los grandes animadores de la matinal. Vieron unas nubes negras en el cielo y se lanzaron a tumba abierta en el asfalto en busca de la gloria. La encontró el Mitsubishi de Meira con un liderato después de la primera sección y con la consolidación del segundo puesto a lo largo del resto del rali aún padeciendo problemas mecánicos de última hora. La quiso buscar el coruñés Víctor Senra y acabó en una cuneta víctima de la caja de cambios, y durante mucho tiempo Pedro Burgo ocupó plaza en el cajón, pero su irregularidad y el vuelo libre del Porsche de Fuster en la tarde descampada lo dejaron sin premio.

La de Fuster fue la carrera más cambiante que se podía imaginar. Pésimo durante toda la mañana, errando en la elección de neumáticos y centrado casi en exclusiva en evitar un golpe que le sacase del rali. Pero por la tarde todo cambió y el alicantino se impuso en tres de los cinco tramos, reduciendo de un modo paulatino diferencias hasta alcanzar el segundo puesto. Se lo arrebató al lucense por un puñado de segundos.

El triunfo de Hevia fue el éxito de la regularidad. El asturiano hizo que su Skoda Fabia S2000 midiese los tiempos en todo momento. Atacó por la mañana para coleccionar scrachts , y cuando vio el colchón lleno decidió contemporizar durante la tarde. Su triunfo nunca peligró. Se dejó llevar hasta llegar a la Porta do Sol triunfante.