La directora general de Pescamar asegura que esta ha sido una semana agotadora, aunque estimulante. Respecto al futuro, cree que el sector podría afrontar una reordenación por su excesiva atomización.
-¿Haga una valoración de esta semana de actos por el 50 aniversario de Pescamar?
-Bueno, ha sido una semana de mucho trabajo, pero muy ilusionante, aunque agotadora.
-Respecto al futuro... Pescamar ha cerrado a lo largo de su historia acuerdos con otras empresas para potenciar su expansión. ¿Figura entre sus planes la posibilidad de recurrir a estas alianzas a corto o medio plazo?
-Siempre figura entre los planes de una conservera poder recurrir a alianzas para poder competir en el mercado. Cada día surge algo nuevo y hay que estar atento para ver qué ocurre en Ecuador, en Tailandia... Si ahora se levantan las fronteras con Papúa Nueva Guinea, habrá que pensar en establecer alianzas allí...
-En este sentido, del sector conservero se ha dicho en muchas ocasiones que está excesivamente atomizado, ¿cuál es su visión sobre este asunto?
-En el sector conservero somos muchos, siempre se ha dicho, y en varias ocasiones se ha hablado de fusiones. El problema es que muchas de estas empresas son familiares y todas quieren mandar. A mi me llegaron a plantear una fusión de cuatro, y el problema era quién mandaba en la firma resultante y cómo se valoraban los activos de cada uno, porque cada uno creía que los suyos eran los que más valían. Nunca hay acuerdo y es muy difícil desprenderse de tu casa y dejar que tomen una decisión por ti.
-¿Tiene la sensación de que las fusiones acabarán concretándose?
-No, yo creo más bien que algunas van a desaparecer. Esto se va a regular cuando haya alguna familia que decida cerrar su negocio o venderlo a los que estamos en activo. No creo en las fusiones por esto que digo, pero sí en las absorciones. En nuestro caso, yo creo que Pescamar puede liderar. Algo, no sé qué, pero con la estructura que tenemos hemos llegado a un posicionamiento muy bueno.