El descuartizador de Ponteareas da detalles de un fraude en Pontevedra

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Frutos Ayala dejó entrever que fue un mero testaferro tras la supuesta compra de una conocida constructora de la ciudad del Lérez por un euro

08 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La comparecencia ante el fiscal de delitos económicos de Pontevedra de José Antonio Frutos Ayala, el supuesto descuartizador de Ponteareas, ha espoleado la investigación que se seguía sobre la compraventa de la constructora Gómez Bodaño. Si su presencia en los juzgados de A Parda tenía como objetivo que explicase cómo se produjo, en enero del 2012, la compra de la totalidad de los títulos de la empresa previo pago de un único euro.

Si este movimiento lo convirtió a efectos teóricos en el administrador único de la sociedad y sospechoso de la comisión de un presunto fraude de 142.000 euros a la Agencia Tributaria, durante su interrogatorio aseguró que la persona que seguía estando detrás de la constructora era una persona de confianza del matrimonio que en los ochenta constituyó la firma. Esta circunstancia ha reforzado la idea del ministerio público de que es un simple testaferro «de los verdaderos propietarios de la sociedad, que se estima continúan siendo» ambos cónyuges.

Esta hipótesis no es nueva, ya que se sustentaba en la querella que se interpuso en su día. No obstante, tras meses de diligencias, la Fiscalía se había encontrado con una suerte de callejón sin salida que podría haber solventado con el testimonio de Frutos Ayala.

Por lo pronto, el fiscal de delitos económicos ha interesado nuevos interrogatorios. Entre las personas que tendrán que volver a pasar por el juzgado asesorados por un abogado -siempre podrán acogerse a su derecho a no declarar- se encuentra tanto la persona de confianza del matrimonio como el individuo que la Guardia Civil considera que pudo encubrir al presunto descuartizador en su huida. De hecho, Frutos Ayala fue en el pasado empleado de este último y, desde entonces, mantenían una relación de amistad, según fuentes conocedoras del caso.

Esta investigación tuvo su origen en la venta de la constructora Gómez Bodaño a finales del 2011 por un euro al considerado como representante de un fondo de inversión catarí. Apenas un mes más tarde se produciría una nueva transferencia de las acciones, en este caso, a una empresa pontevedresa especializada en trabajos de carpintería metálica y montaje de estructuras. Fue a mediados de enero del 2012 cuando aparece como comprador Frutos Ayala, quien, al igual que los precedentes, solo tuvo que desembolsar una moneda de euro.

En su querella, el representante del ministerio público mantiene que los imputados pudieron haber cometido un delito contra la Hacienda Pública. En este sentido, sostiene que, en el ejercicio del 2012, la cuota defraudada por Gómez Bodaño «por el impuesto del IVA» ascendería a 142.076 euros, al no contabilizar presuntamente cuotas soportadas cuando la Agencia Tributaria comprobó «la existencia de las mismas» en operaciones inmobiliarias o emisión de facturas.