Las Rías Baixas van hacia el riesgo de grandes incendios como en California o Chile

Lars Christian Casares Berg
ch. casares PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

MONICA IRAGO

El panel de expertos de la Universidad y la Diputación trabajan ya fiándose en estos escenarios ante la evolución del clima

19 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Incendios voraces, capaces de desalojar a miles de personas de sus hogares y acabar no solo con la riqueza forestal, sino con los bienes materiales de cientos de ciudadanos, sus viviendas, cuando no de cobrarse la vida de algunos de ellos. Ese escenario es cada vez una probabilidad más cercana en las Rías Baixas. Y con él trabajan los expertos que la Diputación de Pontevedra y la Universidad de Vigo han convocado para estudiar fórmulas para atajar los fuegos forestales en la provincia. Porque el cambio del uso del monte junto con el progresivo camino hacia un escenario climático menos favorable, con períodos de sequía más pronunciados, está llevando a las Rías Baixas cada vez hacia un escenario más probable de enfrentarse a grandes incendios como los que viven periódicamente regiones como California o Chile.

La ciencia tiene que ser capaz de tener enseñanzas de múltiples sitios y lugares. Y ahí es precisamente donde están enfocando su atención los expertos convocados por la Diputación y la Universidad de Vigo ante unas características climáticas que en el futuro irán cambiando y asemejándose cada vez más a escenarios como los mencionados. Nuestro entorno irá cambiando, Por eso hay que aprender de zonas en las que esto ya está sucediendo.

Chile, Portugal, California, aunque con matices, están ya viviendo esa intensidad de incendios que las Rías Baixas pueden afrontar en el futuro si no se ponen medidas. Allí están ya afectando a áreas urbanas incluso en magnitudes superiores a los que se están registrando ya aquí, como se vivió el pasado mes de octubre.

En los últimos treinta años se ha dado un cambio radical en la gestión de las superficies forestales. La vegetación permaneció estabilizada hasta que la sociedad ha ido cambiando. Ya no se cultiva, no hay pastoreo y no hay quemas controladas. La vegetación, en consecuencia va a seguir creciendo. La premisa es clara: si nosotros no vamos al monte, tarde o temprano el monte viene a por nosotros. Y lo hace en forma de incendios alimentados por un clima cada vez más seco y por un monte cada vez con más biomasa para arder. Más sequía y más combustible, son el coctel perfecto para una situación de riesgo.

El medio natural ha estado intervenido durante siglos por el ser humano. Pero ahora ya no se hace. Y la naturaleza, siguiendo su curso, no va a resolver el problema. El reto al que se enfrentan ahora los expertos es buscar una solución soportable por la economía de los propietarios forestales y por la economía de los servicios públicos. Esa ecuación es la que deben poner sobre la mesa el grupo de investigadores, que apuntan ya hacia una vía clara: generar alternativas. Ya no es una cuestión de qué hay que hacer, sino de priorizar los gastos. La inversión debe ir primero allá dónde sea más eficiente. En esa tarea están inmersos ya en el grupo de expertos que se lidera desde Forestales en Pontevedra.