Estos días está cerrado, pero a partir del 1 de septiembre pueden hacerse donaciones
25 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Ojalá todos los meses se celebrase la Navidad. Esa es la conclusión que se saca al hablar con José Luis Doval, responsable del Banco de Alimentos en Pontevedra. Y es que, en diciembre, con el espíritu navideño a flor de piel, la solidaridad aumenta como la espuma y las campañas de recogida de comida, como la famosa Operación Kilo, dan muy buenos resultados. Así que las estanterías del banco pontevedrés acaban llenas hasta los topes y con provisiones para pasar unos cuantos meses. El problema viene después, a mediados de año, cuando las donaciones ya empiezan a flojear y las necesidades siguen llamando a la puerta. «Este año, ya a estas alturas, estamos fatal. Hicimos el reparto de julio y agosto junto porque en agosto cerramos, y nos quedamos prácticamente a cero, la verdad es que es desolador ver así las estanterías», afirmaba ayer José Luis Doval.
Esta situación no es nueva, ya que el año pasado hubo también que lanzar una grito de alerta para incentivar las donaciones y poder acabar el año con relativa tranquilidad. Lo que pasa es que en esta ocasión la alarma ya suena antes, cuando todavía quedan cuatro largos meses para que llegue el bum solidario navideño.
¿Qué necesita el Banco de Alimentos de Pontevedra? Precisa de todo. Pero lo que más se agradece son los llamados alimentos imprescindibles, sobre todo para las familias con niños. Por tanto, se pide leche, aceite, cacao y galletas. Pero también conservas de pescado, que tampoco quedan.
Ahora mismo el banco permanece cerrado por las vacaciones de los voluntarios. Pero se pueden hacer donaciones a partir del día 1 de septiembre. En el caso pontevedrés, esta entidad, abierta gracias a la labor de los funcionarios, está ubicada en la calle Faustino Santalices. Del banco de alimentos pontevedrés dependen 35 entidades solidarias, entre ellas algunas delegaciones de Cáritas y de otras oenegés repartidas por la provincia.