El PSOE apoyó tres investiduras de Lores y se abstuvo en las otras dos

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

RAMON LEIRO

El voto favorable de los socialistas solo se dio cuando el BNG no fue la lista más votada

30 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La cita es el próximo 15 de junio, a las doce del mediodía en el Teatro Principal. Ese día Miguel Anxo Fernández Lores será investido alcalde de Pontevedra por sexta vez consecutiva. Lo será con toda seguridad puesto que el BNG fue la lista más votada el pasado domingo y es imposible que otro aspirante obtenga la mayoría absoluta después de que el portavoz del PSOE, Tino Fernández, ratificara ayer que lo único que tiene totalmente decidido a día de hoy es que no apoyará a un candidato del PP.

Dicho esto, la única duda que puede haber ahora es si Lores será investido alcalde solo con los votos de los once ediles del BNG o si algún otro grupo lo secundará. Los antecedentes apuntan a que solo tendrá once votos a favor.

En las cinco tomas de posesión que ya ha protagonizado Lores (1999, 2003, 2007, 2011, y 2015), el PSOE le dio el voto a favor solamente cuando el BNG no había sido la lista más votada (1999, 2007 y 2011). En los dos casos en que, como ahora, los nacionalistas habían ganado en la urnas el PSOE optó por la abstención.

Hay que recordar que la ley electoral establece que cualquiera de los cabeza de lista pueden proponerse para el puesto de alcalde en la sesión de investidura. Una vez proclamados los alcaldables, se procede a una votación y es investido quien obtenga mayoría absoluta, es decir, la mitad más uno de los votos. De no haber mayoría absoluta, se proclama de manera automática alcalde al líder de la candidatura que haya sido la más votada en las elecciones. Por eso cuando siempre que el BNG fue la lista más votada (2003 y 2015) no era imprescindible el voto a favor del PSOE.

Posturas sin decidir

A día de hoy, ninguno de los tres grupos que compartirán corporación con el BNG tienen decidido qué harán en la sesión del día 15. A Rafa Domínguez (PP) se le recordó el martes que su partido se abstuvo hace cuatro años. El entonces líder local del PP, Jacobo Moreira, tomó esa decisión por coherencia, ya que se había pasado la campaña reclamando que se dejase gobernar a la lista más votada (el PP lo había sido en el 2007 y en el 2011).

Domínguez, a quien no se le vio muy entusiasmado con la idea de abstenerse de nuevo, señaló que el sentido del voto en la investidura no está decidido y que será un asunto a tratar por el partido en los próximos días.

El portavoz de Ciudadanos, Goyo Revenga, también se remitió ayer mismo a lo que decida su formación. «Tenemos una estrategia nacional marcada, y este sábado tendremos la primera reunión -indicó ayer-. En función de lo que se hable decidiremos el sentido de nuestro voto, que será en contra o abstención». Parece difícil pensar que el único concejal de Ciudadanos vaya a apoyar la investidura a un alcalde nacionalista.

Por último, Tino Fernández subrayó ayer que, dejando claro que el PSOE nunca apoyará la investidura de un alcalde del PP, cualquier otra opción está sobre la mesa. Incluso, si no se avanza nada en las negociaciones que espera mantener con el BNG a partir de la próxima semana, proponerse a sí mismo como alcalde, aunque solo sea para hacer ver a Lores que si quiere estabilidad ha de pactar con el PSOE.

Nacionalistas y socialistas se preparan para una negociación larga

A la hora de plantearse hipotéticos pactos para gobernar o para obtener apoyos puntuales de cara al próximo mandato, desde el BNG se afirma que se va a hablar «con todo o mundo». Así lo indicó el martes el portavoz del gobierno local, Raimundo González Carballo, y ayer el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores. Pese a esa declaración de intenciones, los nacionalistas son plenamente conscientes de que solo cabe posibilidad de acuerdo con el PSOE. Ni PP ni Ciudadanos darán apoyo estable al gobierno de Lores.

Así las cosas, BNG y PSOE están condenados a entenderse, ya sea para gobernar en coalición o para negociar cada año los presupuestos municipales. Ni unos ni otros cierran ninguna posibilidad. «Estamos abertos a falar e somos a garantía dun goberno estable», insiste el socialista Tino Fernández, que ya durante la campaña repetía que el Concello «funcionou mellor cando o PSOE estaba no goberno».

Fernández Lores no llega a hacer una afirmación tan categórica, pero sí apuntó ayer mismo que «có PSOE temos unha historia de pactos anteriores e de mandatos en coalición que valoramos positivamente».

Por lo tanto, la disposición de ambas partes a hablar está bien clara. Pero no hay ninguna prisa por sentarse y tanto desde el BNG como desde el PSOE se coincide en que previsiblemente no será una negociación rápida. Precisamente, porque se conocen demasiado. Sin la premura de tener que pactar la investidura de Lores, ambos grupos se toman su tiempo para reflexionar, reunir a los suyos para analizar los resultados y valorar las diversas opciones de futuro.