La disyuntiva de los furanchos: o tirar parte del vino o no recoger toda la uva

Alfredo López Penide
lÓPEZ pENIDE PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Ramón Leiro

Los loureiros piden poder abrir unos días en agosto en aquellos casos justificados

07 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

A medida que avanza la desescalada, nuevos sectores y negocios retoman su actividad, entre ellos, los furanchos. De hecho, solo en los últimos días ya han reabierto sus puertas buena parte de los loureiros, mientras que otros han anunciado que esperaran a que llegue el lunes, día en el que se activa la fase tres.

El de los furanchos es otro de los ámbitos en los que las consecuencias del coronavirus son muy palpables, toda vez que, «a día de hoxe, hai moitas familias que inda non puideron abrir as portas», señalan desde la junta directiva de la Federación de Furancheiros, Loureiros e Viticultores de Pontevedra. Desde este colectivo advierten de «a situación de precariedade en que se atopan as familias do rural que dan saída aos excedentes do viño», toda vez que, «nas circunstancias actuais, ás familias que abran agora quédalle un mes e medio de actividade, no caso de que se lles permita ir até o 31 de xullo. Se nalgún concello non puidesen abrir máis aló de 30 de xuño, só dispoñen de 25 días fronte aos noventa doutros anos»

A este hecho, desde la federación, suman las restricciones sanitarias derivadas de la pandemia en cuanto a aforos.

En este sentido, recuerdan que el decreto autonómico que regula los furanchos permitiría extender la apertura de este tipo de negocios tradiciones durante un máximo de tres meses y se habilita hasta el 31 de julio siempre y cuando exista causa justificada. Dada la situación de excepcionalidad creada por el covid-19, los furancheiros pontevedreses reclaman que la Xunta adoptase «as medidas administrativas e legais necesarias encamiñadas a garantir que todas estas familias dispuxeran da posibilidade de abrir durante tres meses, inda que isto supuxera que houbera que habilitar algúns días de agosto naqueles casos concretos».

Desde la federación lamentan que la respuesta de la Administración autonómica fuese un mera recomendación a las concellos de que «tomen en consideración a ampliación da tempada até o 31 de xullo». Desde los loureiros recuerdan que todos los plazos en procesos administrativos quedaron en suspenso con el estado de alarma, por lo que critican que no se adopte una medida similar con sus negocios: «Para estas familias do rural parece que é moito conceder que poidan desenrolar a súa actividade, se así o necesitan, durante o tempo de 3 meses que se lles recoñece no Decreto», claman.

Deshacerse del excedente

El problema de no dar salida al excedente de vino de año pasado puede tener repercusiones en la próxima añada. Y es que, como señalan desde la federación, las familias del rural de Pontevedra podrían encontrarse con la disyuntiva de tener que optar dentro de unos cuatro meses por una de estas dos alternativas: «Tirar o viño sobrante do ano pasado ou non vendimar parte da colleita do presente por non ter capacidade de almacenamento».

Tras reclamar que la Xunta reconsidere su postura y habilite a los concellos para que autoricen la apertura en agosto en casos concretos y justificados, los loureiros inciden en que «a venda dos excedentes de viño de autoconsumo supoñen uns ingresos complementarios, nalgúns casos moi necesarios, para as economías destas familias do rural. Familias que, coa súa actividade, están mantendo un rural vivo, coidando dos cultivos e das terras agrarias, mantendo a raia as silveiras e xestas que veñen da man do abandono, e, en suma, mantendo a paisaxe do noso rural que logo se vende como reclamo para o turismo».

La federación, además de apelar al diálogo, insiste en que sus demandas solo buscan garantizar la supervivencia de las familias afectadas y anuncian que es algo que defenderán siempre con las medidas a su alcance.