El detenido por matar a una mujer de 29 años en Barro llevaba años acosándola

María Hermida / Cristina Barral / Javier Romero PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

El coche de la víctima, en primer plano, y el del hombre que chocó con ella y que ahora está detenido, al fondo de la imagen.
El coche de la víctima, en primer plano, y el del hombre que chocó con ella y que ahora está detenido, al fondo de la imagen. CAPOTILLO

José Eirín, de 41 años, está acusado de provocar un accidente que segó la vida de la víctima. La familia de ella dice que la mujer se sentía vigilada por él

20 mar 2022 . Actualizado a las 00:07 h.

Jéssica Méndez, de 29 años, llevaba media vida dando el callo. Tan trabajadora era que el jueves se levantó tempranísimo en la casa en la que estaba viviendo con su pareja, en el municipio pontevedrés de Portas, condujo hasta el vecino concello de Barro para hacer unas tareas en la vivienda que había sido de sus abuelos, en la aldea de Constenla, y luego volvió a coger el coche para ir a trabajar a Cambados en una tienda de ropa. Pero su vida se truncó sobre las nueve y media de la mañana. Estaba parada al volante de su turismo en un stop, a menos de 200 metros del hogar de sus abuelos, cuando un vehículo se lanzó contra su puerta y literalmente la barrió, arrastrando su automóvil unos quince metros. Quedó gravemente herida y falleció al día siguiente en el hospital.

Mientras ella se debatía entre la vida y la muerte, la Guardia Civil descubría que tras su accidente hay indicios de un crimen. Al volante del coche que chocó contra el suyo iba José Eirín, vecino de esa misma aldea de Constenla, de 41 años, que llevaba tiempo acosándola y que ahora está detenido, acusado de homicidio.

Para entender lo ocurrido hay que remontarse a hace más de una década. Aunque Jéssica se crio en la parroquia pontevedresa de Verducido, siempre tuvo mucha relación con la aldea de Constenla, en Barro, de donde era su padre. Su familia y la de José Eirín, cuyas casas en Constenla están próximas, tuvieron siempre trato y amistad. Pero José comenzó a acosar a Jéssica, con la que no había tenido ninguna relación sentimental. La llamaba repetidamente por teléfono hasta que ella lo bloqueó y cambió de número. Además, Jéssica se sentía vigilada por él, como le había hecho saber a su entorno.

«Estaba obsesionado con ela»

Las cosas llegaron a un punto en que el padre de Jéssica puso una denuncia contra él en la Guardia Civil, ya que llegó a pincharle varias ruedas del coche. La familia de él —que vive con su madre y otros allegados— también estaba al tanto de sus andanzas, y era habitual que avisasen a Jéssica si sabían que se iba a acercar a ella. De hecho, distintas fuentes apuntan a que el día del accidente le mandaron un mensaje diciéndole que iba a ir en su búsqueda nuevamente. Algún allegado de José le había oído decir cosas como «se non é para min, non é para ninguén».

Con la voz rota, la pareja de Jéssica confirmaba ayer ese acoso: «Estaba obsesionado con mirar para ela, e si que Jessi sentía que a vixiaba dende hai bastante tempo. Pero nin ela nin ninguén pensou que podía facer algo así. Si que a molestaba, pero non lle tiña medo porque non pensaba que sería capaz de algo así... Se non, non iamos estar quietos. Criamos que a acabaría deixando en paz», señalaba, en medio de un llanto incontenible.

No fue así. La Guardia Civil cree que José Eirín salió de su casa el jueves y, en lugar de ir directo al cruce por el que iba a pasar Jéssica, que está casi al lado de su casa, dio una vuelta con su Seat Toledo para coger velocidad. Luego, presuntamente, avanzó por una recta de la N-550 y, a la altura del stop donde estaba la mujer, giró a la derecha lo justo para chocar con su coche contra el de ella, embistiéndolo de lleno por la puerta del conductor. Sobre la calzada no quedó ninguna marca de que hubiese intentado frenar. Él apenas sufrió daños. Pero a ella el golpe le provocó lesiones mortales.

En el lugar del accidente se juntaron las dos familias y hubo momentos de tensión, sobre todo porque a la Guardia Civil no le cuadraban los datos. Llamaban la atención la ausencia de marcas de frenada y que se produjera un accidente así en una recta con tanta visibilidad y que José Eirín conocía al dedillo. Eso, unido a los antecedentes que había, los puso sobre la pista y al día siguiente, el viernes, ya fue detenido. Desde entonces está en el calabozo a la espera de pasar mañana a disposición en el juzgado.

El cuerpo de Jéssica llegó ayer al tanatorio de Barro, donde decenas de vecinos arroparon a su familia: a sus padres, a sus hermanos pequeños y a su pareja. Allí llegaron ramos florales. Y una vecina dijo: «Ella sí era una flor. Era la flor de Verducido».

El accidente se produjo en una recta amplia, con total visibilidad, en la carretera nacional que va desde Pontevedra hasta Santiago.
El accidente se produjo en una recta amplia, con total visibilidad, en la carretera nacional que va desde Pontevedra hasta Santiago. CAPOTILLO