Larga vida al Carabela, el legendario café de Pontevedra comienza las obras para reabrir

PONTEVEDRA







En sus 77 años de historia fue testigo de la vida social de la ciudad, albergó tertulias culturales y hasta celebró bodas en sus primeros años
20 abr 2022 . Actualizado a las 12:34 h.Ya no quedan sus icónicas mesas, ni el techo, ni tampoco el mobiliario. Ni siquiera el mural de Conde Corbal que recorría la parte superior de la barra desde la década de los sesenta. El Carabela reabrirá, conservará el mismo nombre que hace 77 años le pusieron Manuel Albariño Otero y su socio Serafín Fragueiro, pero será un nuevo negocio de hostelería que mantendrá con vida uno de los cafés más emblemáticos de la ciudad. Sus propietarios retiraron los últimos enseres que guardaban en su interior y este martes comenzaron las obras de acondicionamiento. Fuentes próximas reconocen que es probable que antes del verano reabra el Carabela, pero no ha especificado cómo lo hará. Hasta el momento todas son incógnitas sobre un lugar del que Pontevedra vive pendiente. Y no es para menos. Lleva casi ocho décadas siendo testigo del día a día cultural de la capital de provincia.
A través de sus grandes ventanales ha visto crecer a la ciudad. En esa memoria colectiva que supone el Carabela para los pontevedreses hay algunas imágenes imborrables. Una de ellas es la tertulia cultural que durante años se celebró todos los sábados con el arquitecto César Portela, el abogado Modesto Barcia, el historiador Xosé Fortes y el jurista Luciano Varela. En esa mesa de sillón corrido que asomaba a uno de sus ventanales, se sentaron un día a la semana entre septiembre y junio durante más de veinte años. Ellos tomaban el pulso de la ciudad con sus reuniones y Eloy Blanco, uno de los históricos camareros del Carabela los atendía con un uniforme marinero que se convirtió con los años en un referente de la hostelería local. Cuando Blanco recibió en 1996 el premio Amigos de Pontevedra reconocía en las páginas de La Voz de Galicia que «los camareros formamos parte de una universidad sin catedráticos». Recordaba las charlas que se celebraban en la década de los noventa, pero también las que había treinta años antes muy marcadas políticamente en las que «se presentaban libros prohibidos que se traían desde Francia».
El Carabela fue escribiendo su historia con la vivencia de sus clientes y de sus trabajadores. Mucho antes de convertirse en el refugio de intelectuales también sirvió el banquete de algunas bodas en sus primeros años. Aunque la fama la adquirió como cafetería, en sus comienzos también fue un restaurante. Las hermanas Carmela y Concepción Lorente Sanjurjo se casaron con sus respectivos maridos y celebraron allí la comida en el Carabela. El menú que se sirvió en el enlace de Carmela, en febrero de 1948, incluían aperitivos, dos platos y postres, con ostras, fiambres, huevos al Gran Duque, lenguado, pollo a la parrilla, tarta nupcial y helado de nata. Para la sobremesa, coñac Soberano y champán Codorniú. El restaurante cerró en 1954 o 1995, tal y como contaron hace diez años en La Voz de Galicia sus propietarios, Manuel y David Alvariño.
Desde entonces funcionó como cafetería, pero convirtieron sus raciones de calamares en uno de sus mayores reclamos. Un intento de recuperar esa época la tuvo antes de la pandemia Miriam Baeza. Apenas tuvo el local abierto un año hasta que el Carabela volvió a bajar las verjas de su historia. Desde hace unos meses está alquilado a sus nuevos dueños, que mantendrán el nombre que hizo famoso a este rincón entre A Ferrería y la plaza da Estrela. Sus actuales inquilinos tendrán que conservar la fachada del edificio, pero no hay referencia sobre el mural de Conde Corbal, que no está protegido por el Plan Especial de Protección, Reforma Interior e Conservación do Conxunto Histórico-Artístico (Peprica), según indican desde el Concello de Pontevedra.
En los últimos meses se ha especulado con muchos negocios que podrían abrir sus puertas en él, pero los propietarios del bajo no han desvelado la identidad de quienes darán larga vida al legendario Carabela.