Una mente que parece sacada de un cómic

Dani Cons / C. B. PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Adrián Morgade posa junto a la estatua de la praza da Liberdade, un escenario que aparece reflejado en su segundo cómic.
Adrián Morgade posa junto a la estatua de la praza da Liberdade, un escenario que aparece reflejado en su segundo cómic. MARIA ARAGON

Con Xinfu y Wini se dio a conocer, pero ahora Adrián Morgade apuesta por un cartoon más oscuro

10 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

A pesar de que su origen se remonta a la Edad Media, se dice que el primer cómic moderno en el mundo fue The Yellow Kid, publicado en el diario neoyorquino The World en el año 1896, reflejando las aventuras de un joven chino del suburbio a través de las ilustraciones de Richard Felton Outcault. Una nueva manera de contar historias a través del dibujo que marcó a toda una generación y, que introdujo entre los más pequeños, a los superhéroes que hoy conocemos, como Spider-Man o Batman.

Justamente fueron estos personajes quienes marcaron un antes y un después en la vida de Adrián Morgade, un joven ilustrador pontevedrés que vive por y para los cómics. «Mi madre era profesora de Literatura y siempre quiso meterme en ese mundo, pero no me interesó. Me regalaba siempre el coleccionable este de Spider-Man, que salía todas las semanas, y empecé por ahí. Me quedaba horas mirando esos dibujos para ver como podría llegar a ese nivel y, luego, los copiaba en papel», explicaba Adrián.

A lo largo de los años, el interés por estos relatos gráficos fue aumentando y, con él, sus ganas de dedicarse a ello en un futuro. «Fue el cómic quién me metió dentro del mundo de la ilustración. Me quedaba viendo horas solamente la portada».

Tras estudiar varios años Ilustración en la Escuela Picasso de A Coruña, este joven artista decidió continuar su formación con el grado de Diseño Gráfico en esa misma escuela, momento en el que una inesperada petición de su antiguo profesor de Historia del instituto Valle Inclán, que también era el batería, en su momento, del grupo Los Suaves, le sirvió de conexión con el negocio de los cómics. «En el 2015, junto con Javier Domínguez, hicimos el diseño de su libro de Los Suaves para presentarlo a editoriales y, el antiguo director de Xerais, lo asumió».

A raíz de ese momento, Adrián empezó a trabajar en pequeños proyectos con la editorial gallega, hasta que un día, escuchando hablar sobre la colección Merlí Cómics que albergaba Xerais para un público infantil y juvenil, vio la oportunidad de presentar los tantos trabajos que nunca había dejado de lado. «Incluso estando de fiesta, pensaba en cómics».

Pero lo que nunca se imaginó es que, las ilustraciones del antiguo perro de su madre, acabarían encandilando a la editorial. «Con un colega teníamos una marca de camisetas ­­—Chámame Can—, con la que íbamos por festivales y, cuyo logo, era Xinfu, algo que a Xerais le moló la idea».

Así es como, junto al otro perro de su madre, Wini, Adrián Morgade acabó construyendo en el 2017, una verdadera historia de superhéroes, con estas dos mascotas como protagonistas, bajo el título de Xinfu na maldición guauchuky.

Un éxito entre ese público que le bastó a la editorial para seguir apostando por un segundo volumen de estos perrunos personajes, que salió a la luz este pasado mes de mayo, con la ciudad de Pontevedra como escenario. «Como los libros están basados en perros reales, el escenario también debería ser real», comentaba el joven ilustrador, mientras enseñaba en sus hojas algunos lugares emblemáticos y reconocibles de la ciudad, como el restaurante chino de Eduardo Pondal o el puente de A Barca.

Con Xinfu: Múxel Attacks, Adrián pudo gozar de una mayor libertad de creación, buscando interesar también a otros públicos, mediante el rescate de una idea de su adolescencia. «La historia de este segundo número nació con un colega en el instituto. Una historia que nos inventábamos de los mújeles mutantes del río Lérez, que estaban en una zona en el puente de los Tirantes, donde los veíamos comer basura, tirada por Ence. De hecho, sale en el libro, con una tubería que dicen que existía, echando basura al río, y donde iban los mújeles a comerla. Necesitaba una historia con villanos y recuperé esta idea», contaba entre risas Adrián Morgade.

Con la mente puesta ya en otro tercer volumen, Adrián vive ahora de dibujos por encargo y diseños para libros de otros autores, porque como bien dice este ilustrador, «hasta que no llegan las ventas, no hay ingresos. La gente se ventila el cómic en 5 minutos, pero a mí, solo el segundo libro, me llevó más de dos años».

Una profesión complicada, con altibajos, pero que no es motivo de rendición para Adrián: «Acabas tirando para adelante porque es tu sueño. Y yo sueño con trabajar algún día con las grandes editoriales, que apuesten por cómics de temática más oscura, que es lo que realmente me mola».