La implicación vecinal realza una Feira Franca que revive las calles de Pontevedra
PONTEVEDRA
Una Pontevedra moderna se reconoce en el espejo de su esplendor medieval
03 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Los pontevedreses volvieron a responder este sábado a su Feira Franca y las calles y plazas de la ciudad, y aunque había muchos curiosos, también hubo muchas personas ataviadas con ropas que, con más o menos fortuna, intentaban corresponderse con lo que se vestía en el siglo XV. Puede que a algunos les falte rigor histórico en su vestimenta, pero lo que no se les puede negar es entusiasmo. La Feira Franca es un éxito no solo por una cuidada ambientación por parte del Concello, sino sobre todo por la participación de miles y miles de vecinos. Este sábado lo volvieron a demostrar y se lo reconoció el propio alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores, que agradeció la colaboración vecinal.
«A Feira se iniciou cando se peatonalizou o centro histórico, para escenificar que as rúas e as prazas eran dos cidadáns, como eran noutros tempos, sen máquinas a motor, e a verdade é que foi in crescendo dunha maneira espectacular», resaltó Lores. Visto el aspecto que tenía la ciudad, tanto por la mañana como por la tarde, razón no le falta. Los pontevedreses siente esta celebración como suya y miles ponen su grano de arena para demostrarlo.
Una puerta de Trabancas, reconstruida para la ocasión, marcaba el acceso a la Praza da Ferrería y le recordaba, de paso, a vecinos y visitantes que hubo un tiempo en que la ciudad acababa precisamente allí y que a extramuros se extendían fincas y montes. Seiscientos años después, un entramado de calles y edificios modernos se expande desde Trabancas hasta donde alcanza la vista. Sin embargo, no se debe pensar que la fiesta se limita solo al centro histórico, el ambiente de la Feira Franca rebasa los viejos límites de sus murallas y avanza en todas las direcciones, sobre todo hacia la Alameda, el parque de las Palmeras y otras calles y plazas aledañas.
El mercado de oficios en A Ferrería exhibió a los ojos de los curiosos esas profesiones que hoy suenan extrañas pero que en tiempos no muy lejanos eran comunes, desde telleiro a herrero, pasando por tonelero, por citar algunos casos. Pasaron las doce del mediodía cuando al trote de los caballos se abrió paso desde Santa Clara hasta la Praza da Peregrina la barrica de vino escoltada por jinetes, en un carro tirado por dos bueyes y acompañados por una representación de las clases altas medievales de la ciudad. Por haber hubo hasta dragones —uno escupía fuego—, esos seres míticos tan presentes en las leyendas del Medievo europeo.
Gran parte de Pontevedra siguió siendo una fiesta, con combates de espada, pruebas de tiro al arco, exhibiciones de aves de cetrería, y un torneo en dos pases en el coso de San Roque. Sin embargo, si algo identifica la Feira Franca son sus multitudinarias comidas de familias y grupos de amigos, que ya empiezan a pensar en cómo será la edición del próximo año.
Fernández Lores: «Queremos que a festa creza con prudencia e con sentidiño para que non se desmadre»
El alcalde Miguel Anxo Fernández Lores incidió en la importancia económica que supone la Feira Franca para la ciudad. Recalcó que desde el comercio local se les transmite que «este é un día dos maiores, senón o maior, de ingresos do ano». Desde el Concello, Lores apuntó que «sempre estamos preocupados por que se manteñan e respecten os costumes, o mobiliario e a animación que nos recorde ao Medievo».
Consciente de que este evento podría morir de éxito, Lores precisó: «Non queremos que isto se expanda demasiado porque sería imposible atendelo con certa calidade». Resaltó: «Queremos que creza con prudencia e con sentidiño para que non se desmadre o tema». Aún así, Lores indicó que «dunha maneira ou doutra» cada año se van ampliando zonas para a celebración.