Lores ya evitó «in extremis» una cuestión de confianza en el 2016

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Momento en que los dos concejales de Marea se abstuvieron y salvaron los presupuestos del 2017 para Lores
Momento en que los dos concejales de Marea se abstuvieron y salvaron los presupuestos del 2017 para Lores CAPOTILLO

Entonces los concejales de Marea salvaron el presupuesto municipal en el último minuto

31 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La situación extrema a la que se ve abocado el gobierno local de Pontevedra para tratar de aprobar los presupuestos municipales para el 2024 no es inédita. El alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores (BNG), ya utilizó en el año 2016 el recurso que le da la legislación para vincular el presupuesto a una cuestión de confianza. En aquella ocasión se salvó in extremis. Esta vez todo parece indicar que la agonía durará un mes más, hasta saber si se arma o no una moción de censura.

En el mandato 2015-2019, la corporación municipal estaba formada por cinco grupos políticos: BNG, PP, PSOE, Marea y Ciudadanos. Los nacionalistas tenían doce concejales, a uno de la mayoría absoluta, y gobernaban en solitario.

El primer presupuesto, el del año 2016, se aprobó gracias al voto de calidad del alcalde. La baja de un concejal del PP a causa de una operación igualó las fuerzas en el pleno y el resultado de la votación fue 12-12. Decidió Lores y salvó aquella situación.

En el segundo ejercicio, la cosa se complicó todavía más. El BNG defendía un presupuesto de 72,9 millones de euros. Solo hace siete años, pero el presupuesto era veinte millones más bajo que el que se quiere aprobar para el 2024 (94,7 millones).

Fernández Lores, este pasado viernes, caminando hacia su sitio en el pleno de Pontevedra
Fernández Lores, este pasado viernes, caminando hacia su sitio en el pleno de Pontevedra CAPOTILLO

Los cuatro grupos de la oposición sumaron sus fuerzas para forzar el rechazo de los presupuestos del BNG, y apoyarse mutuamente en las enmiendas que cada uno presentaba al documento. De incorporarse estas, el BNG se vería obligado a gobernar con un presupuesto que no era el suyo.

Aquel pacto de los cuatro grupos de la oposición no parecía operativo, ya que ni siquiera compartían el sentido de las enmiendas de unos y otros. Por ejemplo, el PP estaba dispuesto a apoyar en Pontevedra la creación de una renta social municipal, que era la propuesta estrella de Marea y que los populares habían rechazado en otras ciudades. Tampoco resultaba creíble que el PSOE fuera de la mano del PP en plena crisis sobre el «no es no» de Pedro Sánchez a Mariano Rajoy, en la que los socialistas pontevedreses se habían posicionado en contra de la dirección estatal de su partido y del lado del que ahora es presidente del Ejecutivo.

Pero pese a estas y otras diferencias, los grupos de la oposición, comandados por Jacobo Moreira (PP), avanzaban firmes hacia la aprobación de un presupuesto alternativo que el BNG tendría que acabar tragando.

Los nacionalistas aprobaron en Xunta de Goberno Local sus cuentas, pero estas fueron enmendadas por la oposición. Hubo multitud de informes ante lo insólito de la situación; los grupos de la oposición modificaron sus enmiendas a instancias de los técnicos y se vivieron días frenéticos en el Concello.

Y llegó el pleno de presupuestos, fijado para el 19 de diciembre del 2016. Lores, ante la disyuntiva de gobernar con un presupuesto que no era el suyo, lo retiró del orden del día y anunció que se sometería a la cuestión de confianza para aprobar las cuentas. «O que non vou facer é gobernar cun orzamento perpetrado e destrozado pola oposición», afirmaba en aquel pleno. Fue la primera vez que Lores enarbolaba el artículo 197 bis de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG), el mismo al que apela en este 2023.

Entonces la cuestión pintaba mal para el gobierno local, pero se solucionó in extremis. Apenas 24 horas antes del pleno, fijado para el 23 de diciembre, se alcanzó un pacto con Marea, cuyos concejales acabaron absteniéndose y salvando a Lores de someterse a la cuestión de confianza. El portavoz de Marea, Luis Rei, que había sido el primero de los portavoces municipales en anunciar su rechazo a las cuentas del BNG, justificaba la abstención en que los nacionalistas habían aceptado enmiendas que «melloran o orzamento», y en que la cuestión de confianza, además de «paralizar durante dous meses ao Concello», estaba condenada al fracaso para la oposición «pois dende Marea nunca apoiaremos un goberno do que forme parte o PP».

¿Hubo injerencias externas para forzar el pacto de Marea con el BNG? Entonces se aseguró que no. Incluso Rei calificó de «torpe intromisión» unas declaraciones de su compañero Martiño Noriega entonces alcalde de Santiago, llamando al entendimiento en Pontevedra.

Tras aquel episodio, el BNG aprobó sin mayores problemas el resto de presupuestos del mandato, ya que no solo se ganó el favor de Marea, sino que el PSOE acabó sumándose.

 

El calendario que resta para aprobar, o no, las cuentas para el 2024

La dureza con que se expresó contra Lores el actual portavoz del PSOE. Iván Puentes, en el pleno del pasado viernes para rechazar el presupuesto no hace presagiar un desenlace como el del 2016 para el entuerto actual. Aunque hay quien se agarra a que entonces Marea también era uno de los grupos más críticos con el BNG y acabó habiendo acuerdo.

Rematado el pleno del viernes, Lores anunció la convocatoria para el próximo día 3 de una reunión de la junta de portavoces. El alcalde pretende que de esa reunión se salga con la fecha del debate de la cuestión de confianza. La idea del nacionalista es celebrarlo el día 8. Retrasó algo su intención inicial —hablaba del 4 o el 5 de enero— debido a los plazos para convocar a los portavoces, pero en cualquier caso basta para que una hipotética moción de censura se debata antes de las elecciones autonómicas del 18 de febrero.

Lores escucha la dura crítica del portavoz del PP, Iván Puentes, en el pleno de presupuestos
Lores escucha la dura crítica del portavoz del PP, Iván Puentes, en el pleno de presupuestos CAPOTILLO

Porque si Lores pierde la cuestión de confianza, la oposición se verá en la obligación — si quiere seguir adelante con el pulso— de proponer un gobierno alternativo en el plazo de 30 días. Esto es, una moción de censura. Pero la ley obliga a que esta sea propuesta por la mayoría absoluta de la corporación. Y el PP solo tiene 11 concejales. «Con el voto de solo dos socialistas nos basta para cambiarlo todo», suplicó en el pleno del viernes el portavoz del PP, Rafa Domínguez.

El socialista Iván Puentes ya da por descartada la moción de censura —ni hacer alcalde al PP ni aceptar una hipotética propuesta para que él mismo acceda a la alcaldía—, pero hasta que se cumpla ese plazo de 30 días para presentar la alternativa, nadie quiere dar nada por supuesto. Sobre todo, en el PP, donde insisten en «dialogar» con el PSOE.