La calle madrugadora de Pontevedra: «Cuando cogí este bar no venía nadie, empecé a abrir a las 6.30 horas y ahora funciona»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Virxe do Camiño está «montada» desde el amanecer y con tránsito de peregrinos, usuarios del tren que vienen o van a la estación y pontevedreses que ya saben que allí hay donde tomar el café bien temprano

13 feb 2024 . Actualizado a las 20:37 h.

Si hay una calle de Pontevedra donde la aplicación del modelo urbano —es decir, la peatonalización— haya cambiado totalmente la dinámica de la zona esa es, sin duda alguna, Virxe do Camiño. Aunque también es cierto que en este punto de la ciudad hay otro elemento que hizo evolucionar las cosas: el bum del Camiño de Santiago, que lleva a cientos de peregrinos a pisar esta zona, que otrora pasaba bastante desapercibida dentro de la urbe pontevedresa. Y aún hay una tercera cuestión que le da movimiento. Desde que hay abonos gratuitos y cientos de personas usan el tren, son muchas las que atraviesan a pie Virxe do Camino al ir o venir desde la estación. Relacionado o no con todo este contexto, hay que decir que Virxe do Camiño es ahora una calle madrugadora hasta límites insospechados. A las ocho de la mañana ya está montada, cuando en las zonas vecinas casi no se ven luces todavía encendidas. Abren pronto algunos bares, entran y salen a primera hora los alumnos de un centro de formación o se apura a levantar la verja temprano una tienda de electrodomésticos.

La palma en cuanto a no pegársele las sábanas se la lleva una hostelera llamada Susana Rodríguez que es, tal y como ella misma reconoce, «una mujer echada para adelante». Hace año y medio cogió las riendas de un bar en Virxe do Camiño con el objetivo de revolucionarlo y atraer clientela. Lo bautizó como Bébora y lo abre a las 6.30 horas —en invierno a veces cambia y no abre hasta las 7.30—. ¿Le dio resultado? «Antes no entraba nadie y ahora hay clientela, sin esfuerzo nadie te regala nada», señala a media mañana, mientras pone cafés, que acompaña con algo dulce casi siempre casero y con un chupito de zumo natural con el que le gusta obsequiar al cliente.

Susana Rodríguez dice que se autoimpuso madrugar tanto pensando en los peregrinos, pero que realmente en los meses de invierno no son ellos los que más la visitan: «Hay mucha más gente, además de los peregrinos, que madruga y viene a tomar café».

Eso mismo cuentan un poco más adelante, en la ya mítica Raxería Lola. Ellos levantan el telón a las 8.30 horas, pero media hora antes ya están montando la terraza. ¿Por qué son tan madrugadores? «A las ocho, en verano, ya tenemos esto lleno de peregrinos. En invierno no hay ese movimiento, pero siempre viene gente», indican Deborah y Arantxa, camareras del local, con unas buenas bandejas con pinchos de tortilla y tostadas con tomate, jamón y aceite en la mano.

Pero, ojo. Que no solo madrugan los bares para tratar de atraer a los peregrinos que buscan desayunar antes de seguir la ruta jacobea. En Virxe do Camiño, sobre las ocho de la mañana, también hay trajín a diario en otro negocio. En este caso, un bajo bien. Se trata del centro de formación para desempleados Magnafor —con sede también en la calle Rosalía de Castro—. Allí, a primera hora, empiezan a llegar los alumnos que cursan ciclos de cuidados sociosanitarios o de peluquería. En este último, las clases corre a cuenta de la profesora Ángeles, que señala: «Empezamos tempranito y en esta calle ya hay movimiento. Luego a media mañana descansamos y hay quien sale a tomar café por aquí, que ahora mismo hay bastantes opciones para hacerlo».

Lógicamente, no todos los negocios de la calle van al mismo ritmo, sobre todo porque Virxe do Camiño es también un lugar fetiche para comer, con sitios emblemáticos como el restaurante italiano Il Picolo, Casa Rurán o Novo Soto. Y esos suelen abrir sus puertas más tardes, como también lo hace así un negocio de bicicletas o una tienda de regalos, que esperan hasta las 10.30 horas para levantar sus rejas.

A medio camino entre unos y otros está Sonia González, que hace un año abrió una franquicia de Fruterías Nieves en Virxe do Camiño y está encantada: «La verdad es que me gustó mucho el local, haciendo esquina, y estoy contenta. Abro a las 9.30 horas y ya hay bastante vidilla en esta calle», explica esta mujer.