Tiradores que se sienten «tirados»: no pueden ni poner un pie en el campo donde entrenan y compiten en Pontevedra

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Un deportista federado, en el campo de tiro de Cernadiñas (Xeve), que hasta el día de su cierre registraba una intensa actividad.
Un deportista federado, en el campo de tiro de Cernadiñas (Xeve), que hasta el día de su cierre registraba una intensa actividad. CAPOTILLO

Los comuneros les impiden acceder al recinto porque la Xunta, que dice que está camino de solventar el conflicto, no les estaba pagando el alquiler

21 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El 4 de febrero, ante el único campo de tiro de la provincia de Pontevedra, llamado Cernadiñas Novas y ubicado en la parroquia de Xeve (Pontevedra), pasó algo insólito. Comuneros y vecinos, propietarios de los terrenos donde están ubicadas estas instalaciones deportivas, procedieron a su cierre. En principio, era una clausura cargada de simbolismo, con la que querían denunciar que la Xunta, de la que siempre dependió la galería de tiro, lleva años negándose a abonarles un canon por usar este suelo de la comunidad de montes. Pero, realmente, fue un cierre en toda regla y, desde entonces, los 700 federados de tiro de la provincia que usaban el campo ya no pueden hacerlo. Es más, ni siquiera pueden entrar para retirar su material deportivo. Esta situación está generando malestar entre los usuarios habituales y está ocasionando una «situación terrible» al club Cernadiñas Novas, que es el que gestiona las instalaciones: «Somos 700 federados y nos han dejado tirados», resume Antonio Escudero Leal, el presidente de la entidad.

El conflicto en el que ahora está sumido el campo de tiro, que se construyó durante el franquismo, viene de lejos. En el 2018 se produjo una circunstancia clave para entender lo que está pasando. Los comuneros lograron entonces que la Justicia reconociese que los terrenos en los que se asienta la galería de tiro les pertenecen. Eso les llevó a reclamarle a la Xunta, que históricamente había asumido la titularidad de las instalaciones deportivas (aunque la gestión la llevaban los clubes, principalmente el llamado Cernadiñas Novas), que pagase un canon por estar en sus terrenos. Se inició una negociación, hubo avances y retrocesos y no se llegó a un acuerdo con la Secretaría Xeral para o Deporte. Es más, los comuneros sintieron que les habían engañado porque primero les indicaron que se les pagaría una cantidad determinada y luego no recibieron ese canon. 

Solo entra el encargado

En este contexto, el día 4 de febrero decidieron cortar por lo sano y hacer tanto un cierre simbólico como efectivo del campo de tiro. Simbólico, porque acudieron allí en masa y colocaron unas piedras enormes en el acceso a las instalaciones. Y efectivo porque, desde entonces, el campo de tiro ya no se usa y el único que accede al edificio (con permiso de los comuneros) es el encargado de mantenimiento.

Esta circunstancia, que desde el 4 de febrero en la provincia de Pontevedra ya no haya ningún campo de tiro —la Xunta indica que hay uno en Vigo, pero es una pequeña galería solo de aire comprimido, no de fogueo—, provocó ya un reguero de consecuencias. La más inmediata fue la que se le vino encima al tirador Juan Saavedra a las puertas de los Juegos Olímpicos de París. El deportista se desplazó a Suiza para seguir entrenando mientras la Xunta le buscó varias alternativas para continuar con su preparación en Galicia, una en A Estrada u otra en Ourense. Tras ese problema, vinieron otros. Tal y como indica el presidente del club Cernadiñas Novas, todas las competiciones sociales programadas tuvieron que ser anuladas. Van ya nueve citas de ese tipo que se cayeron del calendario.

¿Y las pruebas oficiales, las que puntúan para los distintos campeonatos? «Estamos consiguiendo que se hagan en A Coruña, Lugo u Ourense pero es un trastorno enorme y la participación ha bajado muchísimo, esto es un auténtico desastre porque nos ha pillado en un momento competitivo muy delicado», se queja Antonio Escudero Leal. Él no critica ni a una ni a otra parte, ni a los comuneros ni a la Xunta, se limita a señalar que se han quedado «totalmente tirados» y que no es lógico que los 700 federados de tiro que hay en la provincia no cuenten con un campo para entrenar y competir ni sepan en qué momento lo recuperarán.

¿Qué dicen los comuneros? Suso Castro, presidente de la comunidad de montes de Xeve, señala que, tal y como habían anunciado, ellos procedieron el día 4 a cerrar las instalaciones porque creen que están en su derecho de hacerlo, ya que la Xunta «leva cinco anos para pagarnos un canon e aínda non o fixo». Confirman que desde entonces el edificio para la práctica deportiva no está en funcionamiento y que ellos hacen rondas de vigilancias para evitar que se acceda.

La Xunta señala que resolverá pronto el conflicto con la comunidad 

La Xunta, a través de la Secretaría Xeral para o Deporte, volvió a dar su versión ayer sobre lo ocurrido con el campo de tiro de Pontevedra. Señala prácticamente lo mismo que cuando los comuneros dieron a conocer el conflicto, aunque aporta más detalles. Y concluye dos cosas: que pronto se firmará un convenio con la comunidad de montes para evitar el problema actual, el cierre del campo, y que no es su responsabilidad la situación por la que pasan los tiradores.

Así, la Xunta recuerda que en enero hubo una reunión con los comuneros en la que se les indicó que el tema del campo de tiro se engloba dentro de un proyecto más ambicioso que implica ampliar el centro de tecnificación deportiva en estos terrenos de Cernadiñas Novas. Dicen que se llegó a un principio de acuerdo sobre este asunto y que la comunidad de montes de Xeve, propietaria de estos terrenos, les envió una tasación, ya que hay que negociar tanto la cesión de las instalaciones del campo de tiro, el canon que pagará la Xunta por los terrenos y la futura expropiación que pueda hacerse para el tema del centro de tecnificación. Dice la Administración que ellos también pidieron una tasación al Xurado de Expropiación de Galicia y que asimismo remitieron a Patrimonio toda la documentación al respecto.

Con estos pasos dados, la Xunta considera que tiene todo encarrilado para arreglar este asunto: «O contrato de cesión entre a Xunta e a comunidade de montes está próximo a resolverse, será histórico e beneficiará a todas as partes», dice. Y señala que ahora mismo los comuneros son los titulares del campo de tiro y que por tanto no es responsabilidad de la Xunta que los tiradores no puedan coger su material.