Cerrar por obligación en Pontevedra: «Se prueban unos tenis y te dicen a la cara que los van a comprar por internet»

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Dahiana Acosta, en la puerta de su tienda de deportes D'Equip
Dahiana Acosta, en la puerta de su tienda de deportes D'Equip Ramón Leiro

Dahiana Acosta dice adiós a su tienda de deportes en las Galerías Oliva, como también lo hará Silueta. El cierre del paso a la calle Gutiérrez Mellado condena a los negocios

07 mar 2024 . Actualizado a las 09:48 h.

Detrás del mostrador de D'Equip está Dahiana Acosta. Se ve desde la puerta, donde un enorme cartel advierte de que están en liquidación por cierre. Ella lleva cuatro años ilusionada con el proyecto que formó junto a su pareja Adrián Paz, pero esta tienda de deportes de las Galerías Oliva tendría que cumplir este 3 de mayo 35 años. Sus anteriores dueños traspasaron un negocio al que Adrián iba desde que era un crío para que pudiesen emprender. Él y Dahiana tenían ganas de tener algo propio, pero cuando tomaron la decisión no contaban con tener que estar hoy, cuatro años después, anunciando el cierre de una tienda que «funcionó hasta que nos cerraron el paso en las galerías».

La obra de Zara, ahora parada, anuló la salida de este centro comercial a la calle Gutiérrez Mellado y con ella, el futuro de algunos negocios históricos de la zona se tambaleó. Es cierto que otros abrieron, como la cafetería que puso en marcha la empresaria Cristina García, que cogió cinco locales en el corazón de las Galerías o el take away de cervezas de importación y comida brasileña que acaban de abrir Denis Maestrello y Flavia Novoa, pero las crónicas que más se repiten son las del adiós.

Dahiana cuenta su primera experiencia de altibajos detrás de un mostrador. «Cuando nos enteramos de que iban a cerrar el paso de las galerías, quisimos probar suerte fuera de ellas y montamos una segunda tienda en la calle, en Gutiérrez Mellado. La hicimos con toda la ilusión del mundo, pero en ocho meses tuvimos que cerrar», apunta. El año pasado se quedó solo con la primera que tuvo y se propuso sacarla adelante, pero fue imposible y en enero tomó la decisión de decir adiós. Después de la peor Navidad que recuerda, optó por colgar el cartel de liquidación por cierre en marzo. El viernes anunció el adiós con un dolor que todavía arrastra. «Esta tienda siempre será mi primer hijo», señala. Antes de tomar esta medida, lo ha probado todo, pero nada resultó. «Dentro de la desesperación, optamos por vender por Amazon, pero para esta multinacional el cliente siempre tiene la razón y salías perdiendo», explica.

En la venta por Internet solo encontró malas experiencias. Algunas llegaban por las ventas que hacía a través de Amazon y otras al oír a los clientes: «Se prueban unos tenis y te dicen en la cara que ahora los van a comprar por internet». Espera deshacerse de la mercancía cuanto antes para poder cerrar las puertas el 31 de marzo y comenzar una nueva etapa tras cuatro años duros.

El traspaso de D'Equip lo firmaron en marzo del 2020, cuando el planeta se detuvo por la pandemia. «Arrancamos con dos meses de pérdidas, pero remontamos», reconoce. Luego llegarían las obras en las galerías y el sentimiento amargo de tener que digerir el cierre. Dahiana y Adrián todavía están en fase de duelo. «Lloré mucho, pero ahora ya lo tengo asumido y retomaré los estudios de Administración y Finanzas que estaba haciendo antes de coger la tienda», explica ella, que en más de media hora de conversación solo ha atendido a un cliente que buscaba unas botas de fútbol sala.

Marisa Pérez, dueña de Silueta, en la fachada de su tienda de tallas grandes
Marisa Pérez, dueña de Silueta, en la fachada de su tienda de tallas grandes Ramón Leiro

D'Equip está al fondo de la galería, pero muy cerquita de ella y en una posición más privilegiada, al estar casi en una de las entradas de la calle Oliva, está Silueta, un negocio dedicado a las tallas grandes. Marisa Pérez está sentada en el mostrador conversando con un amigo. Tiene percheros en la entrada y unos escaparates llenos de ropa sobre los que hay un cartel de liquidación por cierre. «¿Por qué cierro? Porque no hay gente. Fue bien hasta que nos cerraron la galería», señala.

Una vida en la galería

Lleva nueve años como empresaria en este pasillo, pero es una veterana en la galería. Había trabajado en la Peluquería Manolo que hay al fondo. «Antes de que nos cerrasen, los comercios de la galería estaban en su punto álgido, se estaban haciendo un montón de actividades y había gente», recalca. Ella se aventuró a abrir en esta zona porque había ya dos tiendas de tallas grandes y «había mercado».

Con 56 años cerrará en cuanto pueda la tienda y su futuro quedará en el aire. «Con estos años, a ver qué hago», exclama Marisa, que reconoce que su negocio nunca dio pérdidas. «El cierre de la salida de la galería hacia Gutiérrez Mellado, la subida de los autónomos y las ventas que van para abajo hace que no funcione», dice con dolor en una mañana en el que la calma de la galería contrasta con el ajetreo de la calle.

D'Equip y Silueta están en fase de liquidación. Se suman al adiós de la histórica tienda de lencería, Isa Baltasar, que después de cuarenta años se ve obligada a cerrar. Los responsables de los negocios coinciden en que falta ambiente ahogan la galería, pero todavía hay quien quiere emprender. Este mismo martes, Denis Maestrello y Flavia Novoa apostaron por emprender su local en la zona por el precio del alquiler. «A pie de calle están imposibles. Nos sorprende tanto cierre, pero hay que arriesgar», dice este cocinero, que dirige ya el restaurante feijoada Picanha en el entorno de la Alameda. «Queremos que a través de este local, nos empiecen a conocer más y tener nuevos clientes para el restaurante», apunta esta pareja tan solo unas horas después de inaugurar su local.