La pelea a cuchilladas y con heridos confirma el deterioro de la seguridad ciudadana en varias zonas de la ciudad que se empeñan en negar Concello y Subdelegación
08 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Les supongo a estas alturas suficientemente enterados de la brutal pelea entre jóvenes veinteañeros ocurrida el martes tarde, en la plaza de Barcelos, con tres heridos por puñaladas, ante el espanto de escolares y familias que se encontraban en ese espacio urbano. El suceso, a plena luz del día, sorprendió a unos regresando de una excursión del colegio, y a muchos otros niños y mayores pasando el rato en una zona de esparcimiento que utilizan a diario cientos de ciudadanos. Y todos cuántos estaban allí, asustados por la escena que, y esto lo más trascendente, viene a coronar una espiral de denuncias previas por trapicheo de drogas y escarceos entre unos y otros que ya venían de semanas atrás.
Así lo han denunciado vecinos y comerciantes de la plaza de Barcelos y era de conocimiento de cargos públicos y cuerpos de seguridad, como ahora han tenido que admitir tanto el intendente jefe de la Policía Local; como el comisario provincial de Policía Nacional y hasta la principal autoridad gubernativa de la provincia, el subdelegado Abel Losada, en las sucesivas comparecencias que se han visto obligados a mantener ante la envergadura del suceso y el revuelo social y mediático que se ha producido.
Imágenes concluyentes
Por si alguien, todavía, tiene dudas sobre la gravedad del altercado, les remito a las imágenes que circulan, desde el mismo martes, en redes sociales. Qué por cierto ayudan —y mucho— al trabajo de investigación policial y judicial que posibilitó cuatro detenciones, fundamenta la requisitoria contra un quinto implicado y ha determinado que dos de los protagonistas de la pelea ingresen en prisión por tentativa de homicidio. Asimismo, las imágenes evidencian un preocupante salto cualitativo por la violencia y hasta saña con que se emplean. Visto lo visto hasta cabe «felicitarse» porque solo dos chicos permanezcan hospitalizados en Montecelo y en el CHUS de Santiago y que al fin y al cabo no hubiera fallecido alguno de ellos.
Tanto esas imágenes como los testimonios de vecinos de la zona y anteriores testados policiales acreditan que preexistía un peligro que ha derivado en un suceso muy grave que no se ha prevenido. A cualquier ciudadano con capacidad analítica le queda claro que valoraciones como «trátase dun feito illado» y similares de autoridades locales insultan a la inteligencia. En contraposición, tanto el Partido Popular en su papel de oposición municipal como los sindicatos policiales nos vuelven a recordar cuán precaria es la dotación de efectivos y vehículos de la Policía Nacional, que carecemos de una Unidad de Intervención Rápida o las plazas sin cubrir que persisten desde hace años en la plantilla de la Policía Local.
Una de las conclusiones ya incontestables es que el altercado se podía prever pues existían investigaciones —concretamente de la Policía Municipal— que advertían del incremento del trapicheo en torno a la Plaza de Barcelos, alertados por el vecindario. José Manuel Abal, intendente jefe de la Policía Local admitió en una comparecencia conjunta con la primera teniente de alcalde al día siguiente del suceso, que Barcelos «é un punto conflitivo» que era vigilado «desde principios do ano por numerosas denuncias por menudeo e consumo de drogas». Asimismo, reconoció que dos de los implicados en la brutal pelea del martes estuvieron «detidos en abril por trapicheo de marihuana». Las declaraciones del mando de la Local confirmaban, en suma, la existencia de un problema persistente lo que desmiente cualquier empeño actual de relativizarlo.
Lo que, en cambio, el mando policial no quiso admitir es que en la ciudad ya tengamos un problema de bandas juveniles que están detrás de ese trapicheo de drogas y que mantienen conductas violentas y peligrosas. Sin embargo, son los sindicatos con representación en la plantilla de agentes municipales —entre ellos CC OO y hasta la nacionalista CIG— quienes en un comunicado conjunto desvelaron que este tipo de altercados «son cada vez más habituales, más de lo que admite el Concello» y avisan de que los atestados de la Policía Local vienen advirtiendo «de la presencia de jóvenes que dicen formar parte de bandas latinas mientras el gobierno de Fernández Lores hace oídos sordos y repite el mantra de que Pontevedra es una ciudad segura».
Debate político
Rafa Domínguez, jefe de la oposición, obligará a Miguel Fernández Lores a convocar un pleno extraordinario monográfico (necesita solo que 7 concejales de los 11 del PP firmen la solicitud) donde se aborde este asunto sobre el que el alcalde no ha hecho declaración alguna, hasta el momento, ni interrumpido sus vacaciones.
En suma, tenemos una visión antípoda sobre el estado de la seguridad ciudadana en esta capital dónde se establece el debate político que escenificará ese próximo pleno municipal monográfico. Domínguez pedirá la dimisión de Lores al entender que el alcalde sigue en su nube ajeno a los problemas reales. Y Puentes, vistas sus declaraciones, colocará al PSOE una vez más en una posición híbrida evitando dar la razón al Partido Popular, para mantener su apoyo implícito al BNG y la obediencia debida a la versión oficial del delegado y del subdelegado del Gobierno. Todo resulta muy esperable.