Los submarinistas de Bueu que pescaron un trofeo mundial en São Francisco do Sul
PONTEVEDRA
Toni Otero y Elías Villar se coronaron en Brasil como parte de la selección española que logró el oro por equipos en el campeonato de pesca submarina
05 dic 2025 . Actualizado a las 13:58 h.La localidad de Bueu puede presumir de tener dos campeones del mundo en pesca submarina. Toni Otero y Elías Villar, vecinos y amigos, se subieron a lo más alto del podio junto a la selección española masculina en el campeonato disputado a finales de noviembre en São Francisco do Sul, Brasil. España se impuso por equipos por delante de países como Portugal, Tahití o Francia, que partían también con muchas opciones de llevarse el premio colectivo junto al anfitrión Brasil. En categoría femenina, donde España rozó el podio, también hubo representación de la capital provincial, con la pontevedresa Sandra Osorio formando parte del grupo de mujeres convocado para la cita mundialista.
El triunfo español se cimentó en la fuerza del grupo. La expedición estuvo compuesta por quince deportistas y dos capitanes, de los cuales nueve eran hombres. Tres actuaban como titulares y seis como suplentes, cada titular acompañado por dos suplentes que le asistían. En este deporte, los suplentes tienen un papel fundamental: pasan más horas en el agua que los propios titulares, ayudando a localizar las mejores zonas de pesca, a llevar la embarcación o a preparar las jornadas de competición. Otero y Villar desempeñaron esa labor, clave para que los tres titulares españoles acabaran en posiciones destacadas. Individualmente los españoles fueron quinto, sexto y séptimo en la clasificación respectivamente, puestos clave para que el equipo se alzara con el oro.
Aunque la competición voló en apenas dos días, la preparación para una prueba así no es tan corta. «Nos fuimos para Brasil el día 12 de noviembre a reconocer zona y a preparar el campeonato», recuerda Toni Otero. Las jornadas de entrenamiento eran maratonianas: «duraban entre 8 y 9 horas de agua todos los días». La competición constó de dos días en escenarios diferentes y se resolvió por porcentajes de capturas, sumando los resultados de ambas jornadas. «El que más porcentaje consiga, gana», explica Otero, que también destaca la ventaja de los locales: «Brasil tenía mucha ventaja porque el campeonato se hizo en el mismo sitio donde se celebró su nacional», si bien esa ventaja no se materializó en buenos resultados al final del campeonato.
Aguas sucias
Las condiciones del agua no fueron fáciles. «Se puso muy sucia, había días que teníamos medio metro o un metro de visibilidad a lo sumo», relata Otero. En los momentos de mayor claridad, el equipo aprovechaba para localizar «zonas calientes de pescado».
Elías Villar, por su parte, subraya la dureza física de la disciplina. «Las aguas son parecidas a las de aquí, pero más cálidas, entre 23 y 24 grados. Es más fácil porque son muchas horas en el agua y se agradece que esté menos fría», comenta. Para un deporte de gran desgaste físico, Villar complementa su preparación con ciclismo y gimnasio, consciente de que la resistencia es clave. Su convocatoria para este Mundial no le sorprendió: «ya lo venía haciendo bien en las pruebas nacionales y me habían sugerido formar parte del equipo nacional otras veces». Fue su primera experiencia en un evento de este nivel, tras haber tenido que renunciar en otras ocasiones por incompatibilidades.
El sacrificio es evidente. Los pescadores estuvieron en Brasil desde el 12 de noviembre hasta finales de mes, en una concentración que exigió plena dedicación. Y todo ello en un deporte que, como tantas disciplinas minoritarias, no permite vivir de la competición. Aun con todo, la representación española siempre da la talla en estas citas. «En España hay gente muy buena», afirma Villar. Otero coincide: «hay muchísimo nivel de pescadores. En otros países tienen a un tío muy bueno y los otros no lo son tanto. En España sí que hay mucho nivel en general de todos». Los resultados están ahí y hoy estos dos buenenses, aunque fuese desde un rol de suplentes, tienen un trofeo del que presumir en las estanterías de su casa.