Vecinos de la zona este reclaman recibir alertas en sus móviles para prevenir las repetidas inundaciones mientras Xunta y Concello dilatan las obras hidráulicas
21 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.En medio de este nuevo carrusel de borrascas y ríos atmosféricos, me ha llamado la atención que vecinos de Valdecorvos, hartos de las repetidas inundaciones causadas por desbordamientos del arroyo que da nombre a ese barrio de la capital, acaban de reclamar que se les tenga en cuenta en el sistema de alertas preventivas. El sistema de avisos a la población, el ES-Alert, tristemente popularizado a raíz de la mortífera dana de octubre de 2024, con 237 víctimas mortales entre Levante, Andalucía y Castilla-La Mancha.
En el caso de estos ciudadanos de Pontevedra, la solicitud nace de episodios incruentos desde el punto de vista humano —muy a diferencia de la tragedia que se vivió en esos otros territorios del Estado— pero se sustenta por la reiteración de los anegamientos, los daños materiales recurrentes y, sobre todo, por la tardanza de las instituciones en ponerle remedio a un problema que se arrastra desde hace muchos años, pero especialmente agravado en los últimos.
El desguace de las xunqueiras
Lo que se vive en la zona este de la ciudad es una situación que tiene su origen en el crecimiento urbanístico que viene experimentando. Comenzó a partir de la década de los 60/70 del siglo pasado cuando se inició el «desguace» de las xunqueiras que ejercían como regulador natural de las crecidas del Lérez y sus afluentes, así como de las mareas vivas en episodios de pleamar en la ría.
La construcción del Estadio de la Juventud, (actual Centro Galego de Tecnificación Deportiva), de la red de viales y de los edificios de viviendas en calles aledañas, se hizo a costa de desecar esos humedales. Del mismo modo que también se ha alterado el equilibrio natural al empequeñecer el cauce del río Lérez, cada vez más constreñido por obras sucesivas en estos años. Como los puentes de Santiago y de Los Tirantes. Obras que han alterado las márgenes del río como la construcción del campus universitario y los centros docentes de primaria y secundaria (véase como se han agravado en estas últimas semanas las inundaciones que padece el colegio Xunqueira 1).
Y añádase la presión que han supuesto las instalaciones deportivas asentadas en zonas adyacentes al río y, sobre todo, el bum inmobiliario en los terrenos de la antigua Tafisa. Un solar de 117.000 metros cuadrados que estuvo desierto durante lustros y que va camino de la plena ocupación. Pues se acaba de otorgar licencia para un cuarto edificio a Metrovacesa que supondrá que solo esta promotora alcance un total de 400 viviendas. Y, además, hay que sumar otras promociones en curso que llevarán la cifra final a un total de 700 viviendas. Aunque ese disparo residencial se refleja en el peaje a pagar por esas comunidades de vecinos con la inundación de garajes y bajos en los edificios ya construidos.
Exasperante lentitud
La propuesta de los vecinos de Padre Fernando Olmedo, Casimiro Gómez, A Seca y demás calles de la zona este de la ciudad que sufren las repetidas inundaciones producidas por las crecidas del Valdecorvos, se fraguó esta misma semana en una asamblea de afectados celebrada en el local parroquial de la Virgen del Camino.
De manera muy razonada lanzan su solicitud a la vista de que las administraciones públicas directamente concernidas que son Concello de Pontevedra y Xunta de Galicia, que se comprometieron hace meses a paliar las inundaciones con varias obras hidráulicas, aún no han ejecutado alguna de ellas. Más bien, están atascadas en la búsqueda de la solución más apropiada. El Concello descarta que baste la posibilidad de entubar el Valdecorvos bajo la calle José Malvar, debido al caudal que alcanza en los episodios de más lluvias. Y se inclina por la construcción de dos balsas de retención o zonas inundables que vendrían a sustituir el papel regulador que antaño tuvieron las xunqueiras. Esa es la fórmula que, por su parte, estudia Augas de Galicia para determinar la intervención de la Xunta y la cuantía de la inversión, según expuso al vecindario.
Mientras los afectados que se han constituido en asociación (Afirval), conscientes de la exasperante lentitud de las administraciones, temen que se reproduzcan hoy, mañana, la semana próxima o en breve, las inundaciones de calles, bajos, garajes y locales con los consiguientes daños materiales.
El antecedente de A Cañiza
La petición vecinal concierne directamente a la Xunta ya que la gestión de las alertas por fenómenos adversos, ya sean meteorológicos o de otra índole, compete al gobierno autonómico. Se basan en un antecedente reciente. En verano, en plena «vaga de lumes», entre el 30 y el 31 de julio, la Xunta empleó por primera vez el ES-Alert en una situación real de peligro para la población de siete núcleos habitados del concello pontevedrés de A Cañiza. Fue a causa de uno de los más virulentos incendios forestales que tuvimos; por cierto, fuego con varios focos y claramente intencionado. Pues bien, el 112 Galicia envió alertas a los teléfonos móviles de los habitantes de esas aldeas avisándoles que debían confinarse en sus domicilios, cerrar puertas y ventanas y demás medidas preventivas, debido a la proximidad y avance de las llamas.
Al cabo de 24 horas, una vez controlado el incendio, una segunda alerta a los móviles, notificó el fin del confinamiento que resultó un éxito.