Víctor Santos, autor del cómic «Farenheit 451»: «He intentado hacer algo más accesible sin ser aburrido»

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

BUEU

CEDIDA

El autor desvela que la secuela cinematográfica de «Polar» está pendiente «tanto de la financiación como de que acabe el guion Mads Mikkelsen»

26 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Víctor Santos, quien colaboró con la firma Corvus Belli de Bueu en sus dos cómics basados en el mundo Infinity, Betrayal y Outrage, acaba de adaptar, por primera vez en su carrera, una novela a las viñetas, Farenheit 451, de Ray Bradbury. «Lo más difícil es mantener el equilibrio. En este caso, con el añadido de que es uno de mis libros favoritos. Hay un punto en el que tienes una veneración y un respeto por la obra que te impone mucho e, incluso, te hace sentir culpable y mal cuando tienes que trabajar en ello, editar y cortar, mutilar. Pero, por otro lado, tienes que ser, en cierta manera, irrespetuoso porque estás adaptándola a otro medio y muchas cosas que funcionan en la novela no funcionan en una estructura como la del cómic», precisa.

—A bote pronto, ¿qué escena tuvo que mutilar?

—Básicamente, está todo ahí. El tercer tercio del libro, que es la parte de los hombres libro, se suele obviar mucho en las adaptaciones o se pasa muy por encima. Y me parece que es muy importante por todas las reflexiones finales del libro. En la película de [François] Truffaut son apenas cinco minutos y yo la intenté respetar. Sí que hubo que cambiar eventos un poco de sitio. Toda la reflexión que cierra el cómic está un poco antes en el libro, pero me parecía tan bonita, que cerraba tan bien y que resumía el sentimiento que tenía por la obra que lo retrase para que quedara como una conclusión final.En los diálogos sí que tuve que hacer un trabajo de edición y de cortar bastante grande.

—Estamos hablando de una novela distópica que ha envejecido muy bien, que aborda cuestiones bastante actuales.

—Sí, sí. La parte triste de la novela es la que debería haber envejecido y no lo ha hecho. Pues como que ahora estén reescribiendo libros, como los de Roald Dahl, o la prohibición de libros en colegios de Estados Unidos... Me llamó mucho la atención que releyendo la novela para integrarla de tal manera que no fuera una obra de los años cincuenta y explicar cómo se fue todo a la mierda y cómo dejaron de leerse los libros, descubrí que está muy conectado con las redes sociales. Es cuando te cuenta que los libros empezaron a resumirse, del resumen se pasó a un texto explicativo y luego a una frase. Al final, estás hablando de la simplificación de los diálogos y las reflexiones en las redes sociales, que ya solo te queda el clickbait y el tuit para explicarlo. Incluso, las fake news... Anticipa todo esto cuando Bradbury no era un autor que jugara a la anticipación, no intentaba adivinar el futuro. Anticipa todo esto poniéndose en lo peor.

—Esto en lo que se refiere a la parte narrativa, pero ¿cómo fue el desarrollo artístico?

—Por un lado, fue intentar encontrar una estética que no quedara ni demasiado vieja, ni demasiado moderna. Es una historia de los cincuenta y me gustaba incorporar elementos de esa época, como los vestidos de las mujeres acomodadas, la arquitectura brutalista de las casas o los trajes de los bomberos. Hace poco intenté ver la película de HBO —dirigida en el 2018 por Ramin Bahrani—, no la acabé y tenía una estética tan impersonal que me dije: «¡Joder! Creo que lo he hecho mejor». A nivel narrativo, intenté hacer algo más comedido a lo que suelo hacer yo, que suelo jugar con la espectacularidad, buscar una narrativa más recargada... He intentado hacer algo más accesible sin ser aburrido. Es interesante que haya una narrativa que estimule a leer. Soy consciente de que mucha gente se va a acercar a mi obra por primera vez a través de Bradbury, por lo que quise hacer una obra accesible para quien no suele leer cómics de normal.

—Después de esta primera adaptación de un clásico literario, ¿vendrán más?

—Me lo he pasado muy bien. A lo mejor de Bradbury ya no, porque lo que después de Farenheit 451 lo que más me gusta de él son relatos y es algo muy complicado, pero un autor que me gusta mucho es Philip K. Dick. Me gustaría probar a adaptar alguna novela suya. No ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, que es la que adapta todo el mundo como Blade Runner, pero, por ejemplo, Ubik sería una novela que me encantaría adaptar y que, además, también juega mucho con las ansiedades y obsesiones de la actualidad. Es mi novela favorita de Dick.

—Cambiando ya por último de tercio, ¿hay alguna novedad con respecto a la secuela cinematográfica de «Polar»?

—(risas) Tanto con Polar como con algún otro proyecto de televisión y cine que estoy metido los ritmos son lentísimos. Estoy acostumbrado en el cómic a unos ritmos más inmediatos y aquí, sobre todo, el tema financiación es larguísimo. Sí tengo cierto contacto con el guionista y el productor y el tema es que también Mads Mikkelsen está, de hecho, coescribiendo el guion de la película, por lo que depende tanto de la financiación como de que acabe el guion Mads Mikkelsen. Siguen en ello.