Jordi Sánchez, líder de OBK: «Gracias a componer mis canciones ahorro una barbaridad en psicólogo»

CUNTIS

El artista del pop electrónico, que tocará en Cuntis, dice que a los 56 años es el «colega» de sus hijos
01 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Jordi Sánchez (Málaga, 1968), el líder de la mítica banda OBK, que la semana que viene saltará al escenario en Cuntis, dice que es pura pasión. Y seguramente sea cierto. Porque hay que ser realmente apasionado y profundo para pasar la vida preguntándote a ti mismo o al prójimo eso de «¿quién le dio sentido a nuestro amor?» y, en lugar de cansarte, estar cada vez más frenético e ilusionado como le pasa a él, que dice que peina los 56 pero se entiende a la perfección con sus hijos porque es «un colega más». Y que también se define como «un niño que sigue jugando».
—Han pasado 34 años desde que usted ayudó a parir a OBK y 25 desde que empezó a preguntarse eso de «¿quién le dio sentido a nuestro amor» de su mítica canción El cielo no entiende. ¿Sabe o no ya quién le da sentido al amor?
—Totalmente. La respuesta está en la pregunta. Es el propio amor. Ojo, que a mí eso del amor bonito no me gusta. Me gusta esa parte que tiene de sufrimiento, porque al final todos somos animales heridos, a todos nos pasan cosas.
—¿Es usted profundo, acaso?
—Soy apasionado, soy pura pasión. No entiendo el mundo sin ilusión, que es lo que me mantiene a mí en pie. Soy como un niño que está jugando, aunque tenga ya 56 años. Pero no escucharás a mí razonamientos de viejo.
—Así que un niño. El mismo niño o adolescente que fue. ¿Cómo le sentó a sus padres que comenzara a aporrear el teclado cuando lo previsto es que siguiese estudiando un ciclo de carpintería?
—Pues mal, les sentó mal. Yo era un chaval que me emocionaba con todo. Recuerdo que quería hacer de todo, desde egiptólogo a actor pasando por carpintero. Pero cogí el teclado y me cambió la vida. Además, mi madre ayudó mucho a que me hiciese músico, porque me dijo que dejara en paz el teclado porque eso no me iba a llevar a ningún sitio. Y ya se sabe qué es lo que pasa con lo que nos prohíben... que nos tira.
—Y apareció OBK, bebiendo de su obsesión por Depeche mode y cantando en inglés. Lo que pasa es que luego se pasan al castellano y acaban siendo un grupo bien popular, con temas imprescindibles en una fiesta...
—¡Y a muchísima honra! Es cierto que al principio lo que queríamos era ser un grupo directamente un grupo anglosajón que cantase en inglés; queríamos ser un poco bicho raro. Pero llegamos al corazón de la gente y eso es impagable. Gustó lo del pop electrónico y nos abrimos a un público popular. No me arrepiento lo más mínimo. Sigo divirtiéndome y jugando en cada concierto hasta que la gente quiera.
—Hablando de conciertos, el viernes día 8 viene usted a Cuntis, a la Festa do Lacón con Grelos, ¿el amor que canta marida bien con el buen comer?
—¡Por supuesto! Me encanta comer y me encanta disfrutar en Galicia. Lo del lacón con grelos me lo apunto. El concierto empieza ahí, cuando te sientas con tu banda a comer de buen rollo para luego salir al escenario a disfrutar y divertirte. Porque el que primero tiene que estar contento soy yo para poder transmitir.
—Es decir, que el tipo ese de su canción, el que vive historias de amor y lleva puestos siempre «ojos que miran con ilusión» bien podría ser usted.
—Claro que sí. En mis temas vomito todo lo que llevo dentro. y lo que yo soy Gracias a componer mis canciones ahorro una barbaridad en psicólogo. Es como con las entrevistas, aprovecho que hablo para hacer terapia.
—Necesitamos mucho psicólogo, ¿se ha puesto el mundo raro?
—Pues sí. Me gustaba más el de hace treinta años, cuando aspirábamos a mejorarlo. Ahora está todo polarizado y todo el mundo cabreado y crispado. Pero yo sigo pensando en que el karma tiene que llegar, que si das amor la vida te tiene que devolver amor en algún momento, aunque por el medio recibas putadas.
—Un resumen rápido de toda una vida de carrera musical...
—Pues me quedo con el título de nuestro primer álbum, con Llámalo sueño, porque para mí esto sigue siendo un gran sueño.