2012: Dura reconversión de la flota cefalopodera

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

MARÍN

Movilización a favor de la flota cefalopodera en Marín en el 2013
Movilización a favor de la flota cefalopodera en Marín en el 2013 RAMON LEIRO

El sector pesquero de O Morrazo perdió la batalla por mantener el permiso para capturar pulpo en Mauritania. Apenas diez años después, han desaparecido la mitad de los buques de esa flota

05 oct 2021 . Actualizado a las 04:50 h.

La pérdida del caladero de Mauritania para la flota cefalopodera hace nueve años fue un tremendo revés para la provincia de Pontevedra, especialmente para la comarca de O Morrazo, a donde pertenecían la mayor parte de las casas armadoras y los tripulantes españoles de los buques. La flota gallega perdió la guerra, pero no sin dar la batalla y enfrentarse a todo el aparato de la UE, cuya comisaria de Pesca, María Damanaki, no movió un dedo en defensa de los cefalopoderos -si lo hizo, desde luego, pasó muy inadvertida-.

La lucha fue larga. Los armadores hicieron una campaña informativa ante la opinión pública y recabaron todos los informes técnicos que pudieron para demostrar la viabilidad de su actividad. Sus gestiones se multiplicaron en Santiago, Madrid y Bruselas, pero con escaso éxito. El acuerdo vigente entre la UE y el país magrebí que amparaba a los barcos españoles expiró ese verano y los pesqueros volvieron a sus bases en Las Palmas y Marín. La burocracia empezó a negociar otro acuerdo, que sustituyese al que se acabó y que se llegó a rubricar al año siguiente, sin atender las peticiones de Galicia.

Mientras no se producía esa firma y en paralelo a las gestiones de los armadores y de los movimientos de los políticos, se optó por la presión en la calle. Los vecinos de Marín, Bueu y Cangas salieron a la calle en multitudinarias movilizaciones, conscientes de lo que estaba en juego, porque el futuro de una flota moderna y competitiva se resolvía en los despachos a miles de kilómetros en unas negociaciones entre la Unión y Mauritania que desde el principio preludiaron mal para los pontevedreses. El 5 de octubre del 2012, dos meses después de la expulsión del caladero mauritano, La Voz de Galicia seguía informando de las protestas que protagonizaban los afectados. Fue un otoño caliente para los afectados.

Encierros y manifestaciones

Hace nueve años tocó encierro de los marineros en la antigua sede del Banco de España, en la calle Michelena, en Pontevedra. Fue un día ajetreado en la ciudad, porque en esa misma jornada hubo otras cuatro manifestaciones por distintas causas en la ciudad del Lérez. Había elecciones en España y todo el mundo quería aprovechar para reivindicarse.

Para los cefalopoderos, la lucha continuaba activa un año después. Un día como hoy, pero del 2013, La Voz de Galicia volvía a dar cuenta de una serie de concentraciones en la Alameda de Marín, mientras la UE y Mauritania negociaban el nuevo acuerdo de pesca. A la semana siguiente se aprobó el documento, que consagró el portazo definitivo a los cefalopoderos. Cero cuota de pulpo.

En aquel momento la flota asociada en la patronal Anacef, contaba con 26 barcos que faenaban al pulpo más dos que lo hacían a otras especies. El caladero de Mauritania se había convertido en su tabla de salvación después de su expulsión de las aguas saharianas por Marruecos. A las consecuencias de aquella decisión se le puede poner números. Echen cuentas. De aquellos 28 barcos de esta flota en el 2012, solo sobreviven 16 en la actualidad y siguen sin poder capturar pulpo en Mauritania. Si se compara con noviembre de 1999 cuando Marruecos echó a la flota del banco canario sahariano, la pérdida de barcos y empleos es catastrófica.

La flota se tuvo que reconvertir para subsistir. Aquellos barcos que eludieron el desguace tuvieron que modificarse para sus nuevas posibilidades de pesca. Mauritania permite a la flota pescar en sus aguas, pero merluza negra, no pulpo. Los cefalopoderos estaban diseñados para la pesquería del pulpo y el cambio de especie impuso reconversión. No todos los barcos pudieron hacerlo.

Los afectados aún mantienen la remota esperanza de que algún día se les permita regresar a la captura del pulpo en estas aguas. «Para nosotros Mauritania era un caladero fundamental, al perderlo, la flota tuvo que ir a otros caladeros menos rentables», apuntan desde el sector pontevedrés. Bisáu fue el refugio para parte de estos barcos, mientras que Mauritania pasó a las capturas de merluza.

Continuidad sin pulpo

El acuerdo de pesca vigente entre el país magrebí y Europa caduca el 15 de noviembre. Además de una pesquería principal para la merluza negra, autoriza también la pesca accesoria de calamar y choco, pero estas cuotas no se utilizan porque estas dos especies no se encuentran en cantidades comerciales en la franja marina donde pueden faenar los barcos de pabellón español.

El nuevo convenio pesquero ya está perfilado y su entrada en vigor es inminente, pero repite las mismas condiciones técnicas que el que está a punto de acabarse. El sector gallego confiaba en que se pudiesen mejorar sus condiciones de pesca, pero las cualificaciones técnicas de barcos y especies no se han alterado. Es prácticamente una continuación del actual. No hay cuota para el pulpo. «Todo queda igual que estaba», indican estas fuentes de la flota pontevedresa.