Pepe, el cantor de rancheras e inolvidable hostelero de Ponte Caldelas que se fue por sorpresa el día de Navidad

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTE CALDELAS

José Reimúndez, que falleció con 76 años de edad, en una de sus tantas improvisadas actuaciones para cantar rancheras.
José Reimúndez, que falleció con 76 años de edad, en una de sus tantas improvisadas actuaciones para cantar rancheras. Concello de Ponte Caldelas

Regentó la famosa churrasquería A Fonte y la mítica discoteca Reivi y nunca dejó de cantarle su amor a Carmiña, su mujer

25 dic 2023 . Actualizado a las 20:37 h.

Amaneció la Navidad triste en el municipio pontevedrés de Ponte Caldelas. Se despertó mustia la tierra del río Verdugo porque, sin que nadie lo esperase, ni siquiera él mismo, que disfrutó hasta el último minuto, en un día tan señalado como el 25 de diciembre, falleció José Luis Reimúndez Souto, conocido en todos lados como Pepe el de la churasquería. Pepe fue un empresario conocido; uno de esos hosteleros onmipresentes e imprescindibles. Pero, sobre todo, fue un hombre que, con sus características patillas largas sobre el rostro, pasó por la vida tratando de hacer felices a los demás con su voz cantarina, con las rancheras que siempre tenía en la boca y con esa forma de ser tan suya; entrañable y campechana. Tenía 76 años de edad. 

Pepe, efectivamente, fue el alma de la churrasquería A Fonte, un local mítico en Ponte Caldelas que llegó a tener un salón de bodas en el que sellaron su amor varias generaciones. Regentó también la discoteca Reivi, otro de esos lugares que a miles de personas les llevará a sus tiempos de juventud. Fueron muchos años frente al mostrador, en sus locales o también con su empresa de cátering, llevando la comida a toda cuanta fiesta había. Dicen que a Pepe no le asustaba ninguna encarga, que si hacía falta asar churrasco para cientos de personas se asaba y punto. Y encima cantando. Un amigo suyo recordaba este lunes que le contó que una vez había cocinado para dos mil personas y que lo había hecho sin perder ni la calma ni el humor. Porque así era Pepe, de vocación hostelero y disfrutón. Llevaba la comida a fiestas como las de Os Prados o As Ermitas y por supuesto colaboraba con las citas importantes de su municipio, como la Festa da Troita. Quizás por eso este lunes el alcalde, Andrés Díaz, hablaba de su fallecimiento con la voz entrecortada: «Se nos va una gran persona y un gran colaborador. Estuvimos tomando un pincho con él unas horas antes y estaba como siempre, afable como él era. Le queríamos muchísimo, creo que no me engaño si digo que a Pepe lo quería todo el mundo».

Pepe de la churrasquería con Carmiña, su compañera de vida.
Pepe de la churrasquería con Carmiña, su compañera de vida. Concello de Ponte Caldelas

Ya jubilado y con sus establecimientos hosteleros cerrados, Pepe se apuntaba a todo lo que organizaba el Ayuntamiento, desde fiestas a excursiones. Y allá donde iba no perdía de vista el micrófono y, en cuanto podía, lo agarraba para cantar una ranchera. Dicen quienes le conocían y querían que iba siempre acompañado de Carmiña, su mujer, a la que nunca dejó de cantarle su amor. En este día de Navidad en el que tanto a ella como a sus hijas, Marta y Raquel, les toca asumir su muerte sin previo aviso, quizás lo único que se pueda hacer es recordar una de las canciones que tan famoso le hizo y que tan bien cantaba, la del Caballo Prieto Azabache: «No he de olvidarte, nunca jamás», dice la letra. Así escrito queda.