La fiesta más bárbara de Galicia: un mes seguido comiendo truchas en Ponte Caldelas y con el alcalde de camarero

PONTE CALDELAS

En este municipio, bañado por el río Verdugo, hacen comilonas con la reina del río durante treinta días consecutivos gracias a un batallón de voluntarios
26 may 2025 . Actualizado a las 17:26 h.El sol pegaba fuerte al mediodía en la villa de Ponte Caldelas. Sin embargo, podrían caer chuzos de punta en esta localidad a tiro de piedra de Pontevedra que habría paraguas para los cientos de personas que acudieron a la Festa da Troita. ¿Por qué? Porque el Concello ha puesto decenas de paraguas de colorines sobre una plaza, dotando a este espacio de un techo más que especial en el que a veces hay cola para hacerse fotos. Es una muestra más de la singularidad que ha ido ganando la villa caldelana, donde este fin de semana culminaba la que, sin lugar a mucha duda, debe ser la fiesta gastronómica más barbara de Galicia, con un mes entero comiendo truchas a diario, que para algo son las reinas de su río Verdugo y el emblema de este municipio pontevedrés.
Hace unos años, el gobierno local —con mayoría socialista— decidió que la tradicional Festa da Troita, que se celebraba en el casco urbano, tenía que echarse al monte. Literalmente. Comenzaron a hacer una ruta por las parroquias, una cena con truchas —y postres que aportan los vecinos— en cada localidad cuyo objetivo era que los vecinos se juntasen. La cosa fue creciendo y el calendario actual es pantagruélico: 30 días de fiesta prácticamente consecutivos —se descansa los lunes—, con el alcalde, Andrés Díaz, convertido en camarero —este domingo señalaba que tuvo ese oficio en su día y que no ha perdido las mañas—. Cada vez cuentan con más asistentes de toda la provincia.
Lo explica bien Enrique Lafuente, que capitanea el equipo de casi veinte voluntarios que cocinan las truchas, en escabeche y fritas, a lo largo de todo el mes: «O que está pasando é incrible, está vindo xente de Vigo, de todo o Morrazo. O outro día fixemos a festa no lugar máis pequeno que temos, en Regodobargo, e había centos de persoas». ¿Hay quién es capaz de comer truchas durante un mes entero? Rotundamente, sí. Dicen desde el Concello que hay asistentes que repiten todos los días y que los gaiteiros que amenizan la fiesta, Catro Ventos, los mismos a lo largo de treinta días, cenan las truchas todo el tiempo. «¡E encántanlles!», señala el cocinero Enrique.
A la sombra y con música
Tras la ruta de parroquia en parroquia, el último fin de semana toca la celebración más tradicional, en la Alameda del casco urbano, que fue la que tuvo lugar este fin de semana. Más truchas, más música y campeonatos de pesca de todas las edades. Al mediodía del domingo, bajo los árboles de la Alameda, decenas de personas iban tomando asiento tras pasar por la cocina instalada al aire libre y comprar, al precio popular de 3,50 euros, una ración con cuatro pescados bailando en el plato, pan y vino. Había comensales de las cuatro esquinas de la provincia: «Nosotras somos nacidas aquí, pero vivimos en Vigo y no hay un año que nos perdamos esto», decía una mujer que iba con varias raciones en la mano y bailando al son de la banda de música de Arcade, que ya se había arrancado.
Entre trucha y trucha, premios a los ganadores de los concursos de pesca. Especialmente bonito era ver la emoción en los ojos de Raúl Baliño, de 85 años, Manuel Mariño, de 82 y Ramiro Rey, de 80, los tres amigos y de la sociedad Río Ulla de A Estrada, que comparten salud y ganas de seguir con la caña en la mano y que ganaron trofeos. Decían que era solo un premio más: «¡É que somos bos!», exclamaban .